El entorno caótico que rodea Ghost Dog es en gran parte debido a la colisión de diferentes culturas. El mismo Ghost Dog, es un producto de ese choque cultural pues es un matón afroamericano que se reinventa a sí mismo como un guerrero japonés de gran alcance y trabaja para un grupo de mafiosos italo-americanos quienes usan como luga de reunión, un restaurante chino. Asimismo, Ghost Dog, que no habla ni entiende otro idioma, reclama como su mejor amigo de habla francesa Raymond (Isaach de Bankolé), que es un haitiano vendedor de helados que no habla una palabra de Inglés. Sin embargo, a pesar de que ellos no entienden la comunicación verbal del otro, establecen una relación potente y parecen estar unidos por su espiritualidad compartida. El mundo multicultural de Ghost Dog conduce igualmente a las interacciones positivas y destructivas.
Ghost Dog es una película muy abierta en cuanto a la política racial que retrata. Los hombres blancos, representados por los gangsters, son una tendencia decreciente de la autodestrucción. Por otro lado, los hombres negros son retratados como personas espirituales, y los creadores de una nueva y enigmática cultura que, irónicamente, parece girar en torno al mito de Ghost Dog. Consideremos, por ejemplo, las canciones de rap y el cotilleo de los hechos en torno personaje de Ghost Dog, y el lenguaje arcano intercambiado entre Ghost Dog, y una igualmente misteriosa "samurai".
Las tensiones raciales son muy evidentes en la película, y se exhiben no sólo por el enfrentamiento que se produce entre la mafia blanca abiertamente racista y Ghost Dog, sino también por los cazadores de osos que aparecen en un momento de la película. De hecho, como sugiere Raymond, el oso es una figura simbólica que representa con precisión infatigable espíritu de Ghost Dog. Al mismo tiempo, se puede decir que Ghost Dog, defiende la 'oscuridad'. Por lo tanto, los cazadores blancos que han matado ilegalmente un oso personifican metafóricamente asesinos racistas. Esa interpretación se refuerza cuando uno de los cazadores justifica matar al oso con el argumento de que "No hay muchos más de estos grandes cabrones negros." El segundo cazador añade, mientras señala una escopeta de Ghost Dog, "Por lo demás, no hay muchas personas de color por aquí tampoco".
El choque cultural retratado en Ghost Dog tiene proporciones apocalípticas. Las diferencias culturales entre Ghost Dog y la mafia parecen ser irreconciliables, y sin duda conducen a la destrucción de la mayor parte de los personajes que intervienen en el conflicto. Ghost Dog es una película post-modernista violenta impregnada de un sentido inexorable de la desesperanza. El hombre hispano que está construyendo un barco en la parte superior de su techo resalta aún más la intemperie de la película. Se asemeja a un Noé ocupado trabajando en su arca de la salvación antes de que la ira de Dios destruya a la humanidad. A pesar de ello, la película trata de transmitir la esperanza de una posible solución no violenta, lo que puede ser alcanzado por las generaciones más jóvenes y más educadas. En los mundos multiculturales de la película de Jarmusch, un enfrentamiento étnico que lleva a consecuencias catastróficas parece ser inevitable. Y para los personajes de Jarmusch, una espiritualidad profunda es su único medio de supervivencia para lograr trascender, incluso cuando están rodeados por un ambiente violento e ilógico.
El comentario hace un recuento preciso de la película desde la perspectiva de la interculturalidad, faltó ahondar en los conceptos que utilizados.
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