La biopolitica de “Brazil” (1985)

Al encontrarnos con una obra tan completa como la Distopía de Terry Gilliam, la agobiadora cantidad de contenido en cada fotograma, nos deja material para referirnos por tratados enteros, desde el uso de la cámara para describir espacios aglomerados y personajes consumidos por completo en pantallas pequeñas que requieren de su atención completa para toda actividad ocio o trabajo, hasta el tema que voy  a trabajar, la biopolitica, el uso o transgresión del cuerpo, que de muchas maneras condiciona y transmite una ideología. Tan solo al iniciar la película, la destrucción del cuerpo de un extra sin rostro nos deja ver, la relación del cuerpo con este ambiente hostil que no tiene ningún interés en el bienestar de sus habitantes. La ideología en el manierismo y la forma en la que un personaje se comporta o se refiere a otro también están fuertemente representados en la película; el hombre apresado al iniciar el film se le priva completamente de la oportunidad de reaccionar a lo que se le acusa o de hacer algo en absoluto frente a la situación que le impone, incluso su esposa que no se ve visualmente atada o cohibida, se le transgrede impidiéndole hablar o reaccionar frente al notario que la aborda en su espacio y la obliga con el gesto a aceptar y legitimar la acción con su firma, todo sin tocarla solo la aplastante realización de la situación y del manejo de la imagen.  Por otra parte y regresando a los espacios, se puede observar que frente a figuras de autoridad los personajes pueden moverse por pasillos y entradas de gran tamaño pero no sin restricciones y siempre encontrándose con alturas que los superan; mientras que solos o en lugares que les pertenecen siempre se verán con espacios reducidos que los obligan a adecuarse sin renegar o cuestionar o a enfrentarse a otros, como cuando es transferido nuestro personajes principal a su nueva “oficina”, que incidentalmente es compartida de manera clara y a la vez tacita con otros que más que quejarse de la transgresión ven la situación como una competencia y aceptan abiertamente la ideología para entrar a jugar dentro de ella.