Para entender estos términos podemos empezar con una indagación
ligeramente etimológica de cada uno, especialmente de sus prefijos intra e
inter. Con intra se entiende que el concepto tratado se desarrolla entre dos
partes, o dentro de un esquema que posibilita dicho desarrollo. Es decir, en el
caso de intraculturalidad, podemos hablar de procesos que se llevan a cabo
dentro de una cultura. Inter, por su lado, habla de algo que se da entre dos
partes separadas o diferentes. En este caso, entonces, interculturalidad
vendría siendo aquello que se da entre dos culturas. Con esto, la cuestión sería
tratar de entender qué es lo que se da concretamente entre culturas y dentro de
una cultura, sea ya refiriéndose a el lenguaje, la religión o cualquier
elemento perteneciente a lo cultural.
Con esta diferenciación etimológica y un tanto facilista de
ambos términos podemos entrar en lo que pasa con cada uno de ellos,
precisamente en términos de cultura. El lenguaje, el comportamiento individual,
la música, la vestimenta, todo aquello que corresponda a una caracterización cultural
entra en estos dos tipos de comunicación, y por fortuna, la película Ghost Dog:
The Way of the Samurai (1999) de Jim Jarmusch, tiene secuencias que nos ayuda a
ejemplificar esto.
Por una parte, resulta más evidente hablar de
interculturalidad cuando se contrastan culturas de dos países, y más cuando lo
son tan diferentes como Estados Unidos y Japón. Esta claridad se da pues casi
siempre resulta en contrastar dos idiomas ajenos el uno del otro, dos
condiciones diferentes de vida, diferentes historias y contextos de patria.
Para este caso contamos con el protagonista Ghost Dog, un estadounidense que
aborda el camino samurái, su disciplina, su manera de ver la vida y de actuar.
Resulta de esto un ente extraño en una sociedad con una cultura marcada por un
estilo de vida de excesos, impaciencia y deshonor, contrario a lo que nos
muestran de la cultura japonesa y el samurái. De igual manera, con la secuencia
donde el protagonista se encuentra con uno de sus empleadores, hay un contraste
y mezcla entre dos culturas, esta vez no de dos países, sino dos culturas del
mismo país. Aquello que, según los personajes, caracteriza a la comunidad negra
contra lo que son ellos, la comunidad blanca. Vemos que luego de criticar su
música, manera de vestir y modo de comunicar, empieza a imitarlos, llegando a
recitar canciones y a apropiarse de esta misma cultura que tanto criticaban,
admitiendo incluso un gusto por ella. Más aún, siendo estas dos culturas
(blancos y negros) parte de la misma sociedad estadounidense, se podría afirmar
que esto es, al mismo tiempo, un ejemplo de intraculturalidad. Siguen siendo
elementos característicos de dos culturas (o incluso subculturas) pero que se
desenvuelven en un mismo marco contextual, y no se enfrentan a dificultades de
lenguaje para comunicarse y compartir cultura.
Concluyendo, vemos en ejemplos claros la definición que se
logra entender de intra e interculturalidad, partiendo de su concepción etimológica,
y a pesar de no ser una que profundice en los términos, sus orígenes y
connotaciones, se logra un entendimiento suficiente, y más con el apoyo y
reflejo que propone la película de Jim Jarmusch
No hay comentarios:
Publicar un comentario