Antes de comenzar a definir o especular sobre cuál debería ser la ética de un
profesional de la educación, quisiera citar una breve definición sobre lo que
significa ser un docente.
La docencia es aquella
actividad que realiza un individuo que se dedica a enseñar o que
realiza acciones referentes a la enseñanza. La palabra deriva
del término latino docens, que a su vez procede de docere, "enseñar".
En el lenguaje cotidiano, el concepto suele utilizarse como
sinónimo de profesor o maestro, aunque su significado no es
exactamente igual. El docente o profesor es la persona que imparte
conocimientos enmarcados en una determinada ciencia o arte. Sin embargo,
el maestro es aquel al que se le reconoce una habilidad extraordinaria en
la materia que instruye.1
A partir de lo
anterior, podemos reconocer al docente como una persona que adquiere
habilidades pedagógicas que le permitan convertirse en agente activo en el
proceso de aprendizaje de otras personas, y no necesariamente debe contar con
gran maestría en la materia que instruye, su principal preocupación debe ser
comunicar y transmitir. Al tratarse de una figura que interviene en el
desarrollo intelectual de una gran cantidad de personas lleva consigo una gran
responsabilidad social, su proceder ético no solo se manifiesta a partir de lo
que enseña y se deriva de su conocimiento sino también a partir de su postura
como persona perteneciente a la sociedad, lo que significa que debe actuar de
una manera coherente con lo que piensa buscando que el alumnado entienda
también el principio de individualidad.
Desde mi punto de vista
existen tres principios básicos con los que debe contar un docente para
considerar ética su labor: primero la vocación, sabemos que la gran
mayoría de profesiones requieren de ello y esta no puede ser la excepción, es
claro que cuando se siente afinidad por algo se hace mejore; en segundo lugar
estaría la formación, nadie puede hablar con certeza ni con
seguridad de lo que no sabe, sería una total irresponsabilidad transmitir
conocimientos erróneos, por eso el docente debe formarse todo lo que sea
posible y así logrará mayor interés en su alumnado; y por último el
deber, la docencia entendida como una profesión se inscribe dentro de
instituciones las cuales exigen el cumplimiento de ciertos deberes. El
cumplimiento de estos tres principios fortalecería la educación, por ende el
desarrollo de una mejor sociedad.
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1. Tomado
de http://www.monografias.com/trabajos99/etica-profesional-ambito-profesion-docente/etica-profesional-ambito-profesion-docente2.shtml
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