martes, 29 de marzo de 2016

PROHIBIDO OLVIDAR

Prohibido Olvidar es una exposición que reúne las investigaciones y las obras de siete artistas latinoamericanos, aborda temas comunes para los países latinoamericanos tales como el tráfico de estupefacientes, el daño y el abuso de recursos naturales por parte de compañías multinacionales, la desigualdad social, el conflicto armado, entre otros. Sin embargo, hay un tema mucho más general que abarca a todos los ya mencionados, y es la violencia, una conducta que atraviesa transversalmente el pasado y la historia de estos países. La exposición parece plantear al espectador la duda de si realmente Latinoamérica es un territorio atrapado inevitablemente por el conflicto y la violencia.
En primer lugar encontré una “tirlogía” de cuchillos, obra de Catalina Mena, en la que estos forman un triángulo con las palabras destino, vida y búsqueda. Queda claro la divulgación del hecho de que la violencia no es solo aquella que sale en noticias, que cumple con objetivos políticos o económicos, sino también esta que se ejerce dentro de una casa. A la violencia doméstica se le debe poner tanto o más atención, pues es el reflejo de una sociedad enferma que ha crecido en medio de la guerra.
Asimismo, en cierto punto de la exposición, me enfrenté con la obra de Luz María Sánchez que consta de varias armas nueve milímetros que reproducen el sonido de armas que en realidad fueron disparadas en México, sonido que los mismos habitantes de la comunidad, grabaron mientras sucedían los hechos. Traer hasta Colombia el sonido de pistolas disparadas en México en cierto momento y no el sonido de una pistola bajado de internet, me parece un valioso ejercicio pues es acercar a nuestra sociedad colombiana a una sociedad que tal vez está lejos, que tal vez no conocemos mucho de ella porque los medios de comunicación han callado el hecho de que allí también viven en guerra, además de darle voz a las personas que nunca la han tenido y de cierta manera generar una empatía alrededor de la violencia, pero también de la resistencia y de la lucha de un pueblo que sueña con dejar esta historia atrás.
En conclusión, Prohibido Olvidar es una exposición que logra tocar las fibras más intimas de una sociedad como la colombiana y también conectarnos como territorio Latinoamericano, invita al espectador a mantener la historia viva y vigente, en miras de que no se vuelva a repetir, pero además a luchar por el fin de la guerra y darle por fin la bienvenida a la paz.

viernes, 25 de marzo de 2016

Responsabilidad ética del realizador de mostrar escenas explícitas en redes mediáticas



Lucas Noreña
Andrés Ángel

Quizá algo que en Colombia somos, y mucho, es mojigatos. Tenemos una cultura donde lo que juzgamos y con lo que normalmente tenemos una actitud inquisidora, en verdad representa pulsiones y deseos internos que nos da miedo o vergüenza reconocer.
Así, con la censura de la violencia, el sexo y los tabúes que podemos encontrar en ciertos estilos de vida o acciones puntuales, encontramos un ejemplo claro de ello. En todo caso, a nivel mundial en las últimas décadas es cierto decir que la sociedad ha eclosionado y se ha despojado de ciertas ataduras morales (Casi todas de carácter religioso) que incluyen entre otras el morbo y los tapujos que normalmente habrían escandalizado al público promedio. De nuevo, Colombia es un país lleno de motivos para escandalizarnos históricamente pero las barreras de hipocresía han permitido establecer códigos de exhibición de las imágenes fuertes, quizá sin tener en cuenta que la importancia de la explicitud no radica en su contenido gráfico, sino en el mero hecho de que existan.
Si hay una bala, una gota de sangre, un seno o un pene, diremos que no queremos ver estas cosas en las pantallas; mucho menos que lo vean nuestros hijos. El sentido de esta reflexión sobre la ética de exhibir contenidos gráficamente polémicos está en encontrar dónde radica la polémica. Si un niño muere de hambre en la Guajira a diario, ¿Es polémica la ausencia de alimentos en su estómago y su condena de muerte por inanición, o son polémicos sus alaridos agonizantes y extrema delgadez en el noticiero en horario de Prime Time? Va de hecho más allá de fondo el cuestionamiento; la labor ética de exhibir, de mostrar, como toda ética, puede basarse en un principio de causalidad y puede que la pregunta más importante sea si es la labor periodística o audiovisual la que prima sobre una realidad “Inmanente”, o si esta realidad que se pretende cambiar prima expresamente sobre la labor morbosa y amarillista.

Asumimos que el amarillismo existe porque existe una realidad, y su inmanencia es interesante cuestionarla como tal.

domingo, 13 de marzo de 2016

OBJETIVIDAD O SUBJETIVIDAD

La realidad, como tiende a creerse que debe ser, es muy aburrida sin las fantásticas elucubraciones de las que se han desprendido, desde los más grandes sinsentidos artísticos hasta los más serios trabajos científicos. Como representación de la realidad, la misma realidad es cualquier cosa, menos lo que parece ser, lo cual queda irrebatiblemente demostrado al fijarnos en la multiplicidad de interpretaciones que se pueden obtener de ella, quedando lo que pudiese ser la realidad objetiva, verdadera o única fuera de un directo alcance. 

Limitarse a quedar al margen de una búsqueda exhaustiva por hallar el sentido más profundo de la existencia no es sino una de las facilidades a las que se puede optar para hacer la vista gorda al estudio de los problemas aparentemente irresolubles sobre el individuo y lo colectivo: en este punto, el hombre queda sometido a la coerción social (Durkheim), a los procesos adaptativos necesarios para hacerse a la idea de pertenencia al mundo. Así, las preocupaciones de más cuidado -ontológicas, espirituales, culturales, sociales- pasan a ser reemplazadas por los problemas inventados que imponen el sistema económico, las creencias religiosas y cualquier tipo de ente social consolidado -con el fin único de moldear a la gente según determinados intereses- existente dada la necesidad de conservar, más que el orden y el equilibro de los valores de la comunidad, la dominación de las masas. Entonces, se impone un modelo de realidad bastante alejado de aquel que podríamos percibir idealmente por sí mismos, bien se aleje de cualquiera que amerite el calificativo de verdadero y objetivo. 

Ahora, ¿qué tan fructuoso puede ser redundar en estudios sobre una sociedad en decadencia que va directo al colapso, y que quizá no sea susceptible a ningún cambio beneficioso debido a las poderosas fuerzas que encauzan su dirección? Precisamente el punto que Durkheim propone como enfoque de estudio de la sociedad -observar bajo la lupa de la objetividad, desde el exterior y metódicamente- es el mismo que hace débil su propuesta: al componerse -la sociedad- de unos elementos cuyas acciones individuales no se correlacionan con los fenómenos que surgen de su comportamiento en conjunto, entonces difícilmente un estudio de esas características podría llegar a deducir una teoría general de la dinámica colectiva, menos pese a saber que el sistema económico establecido rige el comportamiento de sus integrantes. 

Por tanto, se hace necesaria la participación subjetiva, en razonables medidas, para lograr, junto con la observación desde el exterior, la conformación de un ideario que pueda emprenderse camino a una sociedad nueva, no sujeta a los valores nocivos que se han implantado desde la sociedad de consumo y que impide el desarrollo de la humanidad como raza racional, pluricultural y humanista.

SOBRE EL OLVIDO Y EL PERDÓN

Perdonar reestablece el espíritu y equilibra las cargas emocionales. Olvidar sana las heridas. Pero recordar alivia el peso de las incertidumbres del futuro cuando se ha aprendido del pasado. No obstante, para que se produzca un verdadero arreglo, para llegar a la paz interior y exterior, para que la maquinaria funcione de manera correcta, es necesario abordar otros múltiples problemas, ya demasiado arraigados, pero tan inherentes a la naturaleza del hombre que son prácticamente imposibles de erradicar, por lo que debemos recurrir permanentemente a estos métodos correctivos de enmendación de errores. Aunque estos problemas no nos ocupan por ahora, dejemos claro que se tratan de los consabidos e ignorados problemas que agobian a todos mientras la rutina y el instinto de supervivencia impide al ser humano observar a su alrededor un momento y ejercer las acciones perentorias de cambio, por uno mismo y por los demás. ¿Es este el urgente concepto de olvido que debe ocuparnos en estos momentos? Olvidamos que tenemos deberes como ciudadanos. Olvidamos que la sociedad se construye entre todos. Olvidamos que los recursos naturales no son ilimitados. Olvidamos que tenemos un gran poder como ciudadanos, como sociedad, como país. Este olvido es tan grave como el de dejar pasar atrocidades, crímenes, daños irreparables, bajo la premisa de superar el pasado. Sin embargo, superar el pasado debería ser todo lo contrario, pues a partir de la experiencia es que el ser humano es capaz de corregir sus errores y no volver sobre sus pasos.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Durkheim, los hechos sociales como cosas


Durkheim, los hechos sociales como cosas

Por: Exler Felipe Puerta Velasco


La tesis que enmarca el pensamiento de Emile Durkheim se basa en la idea de que la vida social está hecha en su totalidad de representaciones. ¿Qué quiere decir esto? Que papa analizar la sociedad hay que analizar asimismo las representaciones. Para esto aclara varios aspectos a discutir. El primero y el más importante tiene que ver con el análisis del estudio de los hechos sociales como cosas. ¿Qué implica esto? Bueno, pues para empezar hay que aterrizar el contexto del análisis. Se viene hablando de un concepto de ética, que desde Fernando Savater, viene arraigado a una reflexión individual sobre la libertad propia en relación con la libertad de los demás y con la libertad social en la que el individuo se  mueve; desde Aristóteles, tiene un enfoque antropocentrista, de búsqueda de felicidad; en Morín es entender la teoría de la complejidad desde una trinidad individuo, sociedad y especie. Sentando las bases del análisis de los conceptos de ética se tiene como eje la relación de las interacciones sociales. En una segunda etapa se abordó el concepto de olvido, y al hablar de olvido se habla de memoria y al hablar de memoria se habla de conciencia histórica, que quiere decir, una actitud de reflexión, hacia el pasado. Con esta acción se unen estas dos primeras etapas mediante este término. Y considerando esta reflexión surge la necesidad de hablar sobre lo que hace la conciencia histórica en el presente. Aterrizando en el contexto en el que s está viviendo, se piensa en sociedad en cuanto se reflexiona sobre los hechos, beneficiosos o nocivos, del pasado y se genera una postura. Y en esta postura el individuo decide cómo reaccionar, cómo utilizar su capacidad de olvido, y si se pone en correlación con la noción del perdón.

Todo esto es un juego de interacciones y de estudios de la sociedad. El tema de perdonar y olvidar, no se cierra con simples tesis y opiniones. No hay una valoración general y una verdad absoluta que concluya sobre estos elementos de la ética en la sociedad. No obstante, lo que habla Durkheim es una ayuda para poder seguir en el examen de estas actitudes que se presentan en las situaciones sociales. Al debatir sobre perdón y olvido, entre muchos otros elementos de interacción con la ética, se está proponiendo alejarse del lugar desde y cómo se están estudiando los fenómenos sociales. El postulado es exteriorizarse, salir del mismo plano de los hechos sociales, es mantener en frente los hechos sociales y poderlos observar teniendo en cuenta que los hechos son incógnitas, y poner en tela de juicio las representaciones que hay sobre la vida social. Es más que todo tanto ampliar el panorama, como verlo desde otro ángulo reflexivo. No desde adentro de los mismos hechos, sino desde el exterior. La idea es plantarse desde un punto objetivo en donde no se es parte de la representación y por eso se le puede observar sin confundirse con la subjetividad y las impresiones momentáneas que genera una conciencia que se encuentra en medio del análisis, y no desde afuera.


Al tratar los hechos sociales como cosas, hay que aprender de igual forma a mantener alejados y distanciados los estudios a nivel psicológico y a nivel sociológico. Con esta proposición se busca mantener la claridad de que el estudio de la vida social al no tener otro fundamento que el de la conciencia individual, no se pueden estudiar como si fueran la misma cosa. El estudio de hechos sociales como cosas precisamente ayuda a distinguir los análisis de estados de la conciencia colectiva con los de la conciencia individual, generando pues una mejor reflexión con respecto a la vida social.

La decisión de olvidar y la decisión de perdonar


La decisión de olvidar y la decisión de perdonar

Por: Exler Felipe Puerta Velasco

Con la lectura de Paul Ricoeur se establece el olvido como concepto en contraposición directa con la función de la memoria. Están correlacionados; ambos luchan entre sí. La historia está construida bajo la interacción de la evocación de la memoria, bajo las nociones de conservación, permanencia y presencia supeditadas a la memoria. Mirar hacia el pasado genera reacciones en el nivel de conciencia reflexiva. Realizar esta acción produce varios problemas a la hora de establecer la historia: ¿qué recordar? ¿Qué olvidar? ¿Cómo manejar esta información? Sin embargo, el problema que genera la historia no tiene que ver tanto con la fidelidad al recuerdo, a la memoria, a la verdad, sino, según Ricoeur a la utilidad o conveniencia. De aquí la relación con el término perdonar.

El perdón se define como una forma de olvido activo. Como un instrumento de liberación de resentimientos, como una manera de ayudar a establecer y mejorar relaciones sociales. El perdón es una acción de dos vías, es decir, busca un beneficio propio y uno colectivo. Sirve para mejorar el estado propio del ser que perdona, y para nivelar las relaciones sociales con respecto a la persona perdonada. También se puede ver como el acto de pedir perdón. De generar conciencia en el otro del sentimiento que ha generado la acción que se realizó en el que pide perdón. El perdón es un elemento de relaciones sociales, que debe ser usado con precaución. “No se olvida el acontecimiento del pasado, el acto criminal, sino su sentido y su lugar en la dialéctica global de la conciencia histórica” (Ricoeur. La Lectura del tiempo pasado: memoria y olvido). Perdonar tiene que ver en su raíz semántica con la palabra “don”. Perdonar es dar y entregar, y esto genera un desequilibrio sobre dar a cambio de, sobre la superioridad en que pone a la persona que da, sobre el hecho de comprometer al beneficiario del dar, o el hecho de generar una deuda “social”.


Con todo lo anterior expuesto, se tiene que tener en cuenta que son elementos sociales. Que el ser humano tiene una ética que va en correlación al comportamiento de cada persona con su entorno. Perdonar tiene que ver con el hecho de que se cruzaron límites sociales, pero no se queda ahí; perdonar va más allá. Radica en el hecho de que se violentó alguna norma social, pero se avanzó en una acción y es en no quedarse estancado pensando en la agresión. Centrando la discusión a un ambiente contemporáneo, se está pensando en el que la memoria como elemento de evocación puede generar dos tipos de sentimientos y emociones: unas ligadas al resentimiento, otras ligadas a olvidar el sentido del acontecimiento del pasado. Perdonar no es olvidar en razón a eliminar huellas del pasado. Perdonar puede ser aprender a vivir con la memoria, pensando hacia el futuro, hacia un avance personal en términos de relaciones sociales. Tener memoria de algo negativo, no es algo negativo; ayuda a la comprensión de la historia y a mirar en el accionar hacia el futuro. Decidir olvidar no es algo que exista como una acción voluntaria. Olvidar se da porque se está ocupando la mente en otras cosas que tienen que ver con el presente y el futuro. Tener conciencia histórica de los elementos que no se olvidan ayuda a la relación ética que cada persona tiene en su ambiente; cada quien decide cómo la memoria como evocación lo afecta en sus relaciones sociales. El perdón surge para aligerar las cargas de la memoria y el olvido; y como elemento en consideración e interacción con la ética colabora entonces a pensar sociedad hacia el progreso, entendiendo las relaciones humanas desde puntos de vista más maduros.

jueves, 3 de marzo de 2016

EDGAR MORIN Y EL CONCEPTO DE ÉTICA

Edgar Morín en su libro el Método, hace un recuento de los distintos valores que se la han entregado a la ética a lo largo del tiempo. Desde su función en pro de la religión, hasta el individualismo actual, la ética se ha descrito como una unidad dependiente de tres variables, el sujeto, la sociedad y la necesidad biológica. 

En la sociedad actual, se ha permitido tener a cada individuo un ideal de autonomía y libertad, en el cual es capaz de tomar  decisiones. Para cercar un poco esta libertad de conductas negativas, desde pequeños se inculcan clases sobre los valores, y se promueve el interés por la sana convivencia y una mejor sociedad. 

La característica que según Morin diferencia a la raza humana de los animales es su capacidad de concebir su propia existencia. Aunque otras especies tengan jerarquías y grandes sistemas sociales, lo que los lleva a formar este tipo de agremiaciones es su instinto. Cada individuo reconoce su papel y forma parte de la necesidad de subsistir y prolongar la especie. Existen casos donde una madre puede matar a su cría y comerla, como en los osos panda, donde la acción se justifica en una enfermedad o deformación en la cría y beneficiar la especie sin un individuo que genere un peso o estorbo social.

Eventos como el anterior mencionado aterran a gran cantidad de personas y les parece un hecho de perversión de la naturaleza. La toma de decisiones en los seres humanos y su noción de existencia, les hace tener la capacidad de sentir pesar ante otros individuos, y colocarse en el papel del otro. Pero esta misma conciencia los hace alejarse de su preocupación de especie y sociedad, y ensimismarse en una cadena de actos que reflejan un beneficio propio.  Si comparamos  lo anteriormente mencionado con las sociedades animales y sus acciones es claro que  todas las acciones se desarrollan a partir de un objetivo, en unos individual, y en los otros común prolongar la especie. ¿Cuál de estos dos actos puede demostrar más una perversión de la naturaleza?  

Morin para concluir su texto defiende una concepción ética única y global, como un concepto general que aplique igual para cada individuo, como en un momento fue la religión. En función de esto habla de la pureza de la ética, de su labor como valor social, moral y de responsabilidad con el otro, de volver a las tres instancias ya mencionadas individuo, especie y sociedad.  Pero acá entra realmente la pregunta ¿es esto correcto? ¿Bajo qué circunstancias es aplicable?

El discurso de Morin se desarrolla en un campo teórico y con  pretensiones casi doctrinales, es por esto que la construcción narrativa se centra en valorar y justificar esta conclusión final, donde como una especie de narrativa literaria llega a una moraleja. La pregunta de quien escribe es bajo qué circunstancias se puede desarrollar una ética pura, ¿cuál es el principal objetivo de la sociedad? La naturaleza misma no es blanda. Las guerras ocurren a partir de objetivos contrarios, las muertes presentan objetivos doctrinales.


 La ética común ha hecho que sociedades enteras desaparezcan, ya que cada individuo desarrolla su ética bajo un entorno social, ideales y objetivos determinados. Los cambios representan  una evolución, si la ética no aparece en este cambio nadie va a tener la responsabilidad de tomar participación activa en búsqueda de esta "evolución". El discurso final de Morin parece hablar de química inorgánica ideal, la química de los libros. El ser humano es capaz de conocer su propia existencia, de tomar decisiones, de crecer, de valorar el entorno,  y de compartirlo con otros  individuos. El ser humano es capaz de crear juicios. Por esto la sociedad no puede mantener una ética pura y única.  Esta es la entropía de las reacciones químicas, esos valores no controlables de la existencia misma.
  

Juan M. Gelacio

Memoria, Perdón y Olvido

Creo que en el momento que atraviesa nuestro país, con el llamdo proceso de paz,es necesario que cada quien piense en el concepto de perdón y olvido.Sea ya una realidad o simplemente una muestra inútil del presidente de ganarse el título del " EL PRESIDENTE QUE LOGRÓ LA PAZ" , me parece que se han abierto puertas a la reflexión y el pensamiento de lo que ha ocurrido en el país  y el rumbo que puede tomar si realizamos una reflexión consciente.
Creo que debido a mí postura tan alejada de la guerra , del conflicto y de la violencia que ha vivido el país, no me había detenido a pensar en lo que significaba y significa el proceso de paz, para aquellos que han tenido que sufrir y vivir en carne propia el desgarramiento, de sus cuerpos, de su familia, su tierra y su país.Es por ello que siento que en este momento debemos ponernos en los zapatos de quienes han querido hacer parte de este proceso y en especial de las víctimas, que necesitan del apoyo de todos para comprender su postura frente al proceso que se atraviesa en la actualidad.
Es momento de que  pensemos en el perdón, el olvido y la memoria, entendiendo bien todo lo que esto significa.
Considero que lo que más preocupa a quienes pasan por esto es el hecho de saber que sus victimarios pueden no recibir castigo por sus actos y además de ello, que todo el mundo se haga el de las vista con gorda con lo sucedido, puede y seguramente son los más grandes miedos que afrontan.



Es necesario conservar en nuestra memoria ciertos eventos (aunque sean violaciones, masacres y homicidios), también así mismo en necesario olvidar para dar paso al perdón.De un mismo y trágico evento podemos hacer posible estas tres conservar en la memoria, olvidar y perdonar.Suena confuso pero así es.
Debemos olvidar para evitar dañar el futuro, darle paso a algo nuevo y talvez (quien sabe)mejor ,no hacer presentes hechos pasados , impidiendo que las viejas heridas (ya cicatrizadas) vuelvan a a abrirse y aún así debe permanecer en nuestra memoria,  como un recordatorio de algo que debe ser impedido a todo costa para que no vuelva a aocurrir.

individuo Vs Grupo social

 Individuo Vs Grupo social

Considerar al individuo y a la sociedad como objetos de estudio totalmente particulares, es el próposito de la lectura de Durkheim, sin embargio, siento que todo el tiempo se habla de el estudio de lo social como si se tratase de estudiar una manada de leones o animales salvajaes y no de seres humanos.
Separar la psicología del análisis sociológico es una postura, que esta bien definida y argumentada, sin embargo, en su afán de hablar de la sociedad como un objeto de estudio merametne científico y objetivo, se llega a olvidar que por más que no lo queramos, la sociedad se compone de seres humanos, que si bien interactuan con objetos e "instituciones" que pueden llegar a determinar su actuar, no dejan de ser seres pensantes en cuyo caso, un estudio tan objetivo y alejado puede llegar a sesgar sus resultados.El problema a mi parecer de querer ver a la sociedad embotellada en un tubo de ensayo, es que las ciencias humanas no son ciencias exactas, y por lo tanto están sujetas continuamente al cambio y del mismo modo sus resultados y métodos de estudio.
Claro que es válido pensar en tomar la sociología y adaptarla a un método de estudi y observación , que permita determinar ciertos modos de funcionar y analizar, pero no por ello la podemos desligar de lo que el individuo, puede llegar a aportarle al estudio sociológico sin convertir a dicho individuo en la causa principal de todos sus resultados.

miércoles, 2 de marzo de 2016

"La lectura del tiempo pasado: Memoria y olvido" - Paul Ricœur, capítulo 4 "El olvido y el perdón".

Con la memoria, todos estamos familiarizados con recordar a una persona, o un lugar, o un evento en nuestro propio pasado. Del mismo modo, todos estamos acostumbrados a la experiencia del olvido, tal como un nombre propio, o el nombre del restaurante que fuimos hace años. Todos aprendimos historia en el colegio, la historia de nuestro país, de nuestro estado, de Europa en la Edad Media, y así sucesivamente. Por encima de todo, nos gusta conocer la historia y asimismo consumimos novelas, películas, series, reseñas, documentales históricos.


La historia de la filosofía nos enseña que mientras tomamos por sentado las experiencias de la memoria y el olvido, hay profundos problemas filosóficos, que datan de los primeros días de la filosofía. Preguntas como ¿dónde está la memoria cuando no estamos pensando en eso?, no se pierde porque podemos recordar con algo esfuerzo, o, a veces simplemente viene a nosotros sin siquiera intentarlo. ¿Cómo funciona la memoria en tanto podemos recordar algo? ¿Cómo puede algo que hemos experimentado en el pasado utilizarse de nuevo en el presente? Estas preguntas han desconcertado a los filósofos y psicólogos desde Platón hasta la actualidad. Además, cuando olvidamos, ¿a dónde van los recuerdos y las imágenes? Y, ¿por qué algunos desaparecen y otros no? ¿De dónde provienen de los recuerdos reprimidos que se reconstituyen en el psicoanálisis?



Con respecto a la historia, ¿cuál es su relación con la memoria? Y, ¿cuál es la diferencia entre la historia y la ficción, un libro de historia y una novela? ¿Cómo los historiadores establecen la veracidad y exactitud de sus relatos? ¿Hay una verdad histórica objetiva, o es toda la historia de una construcción desde un punto de vista particular, que expresa los intereses de aquellos que tienen el poder de escribirlo? De estas preguntas, es evidente que cada uno es digno de un estudio separado, pero que ninguno de ellos se puede entender completamente sin referencia a las otras dos. La memoria debe ser analizada en conjunto con su opuesto, el olvido. Y la historia es siempre una tensión, un tire y hale, entre la memoria y el olvido; que depende de la primera y es un antídoto para la segunda.



Ricoeur propone y establece dos polos que parecen contradictorios o incompatibles, de cierta forma, y luego busca un punto medio. Así, desde el título del capítulo, se puede pensar que el texto es una mediación entre la memoria y el olvido. Sin embargo, las relaciones son mucho más complejas que eso. 


En primer lugar nos habla del olvido profundo que se divide en dos tipos de olvido, el olvido inexorable que trata de borrar la huella de lo que hemos aprendido o vivido, sitúa al concepto de olvido en la metacategoría de la destrucción, allí menciona a Aristóteles y lo recuerda pues es él quien asigna el poer devastador del olvido al efecto cuasimaléfico del tiempo. En seguno lugar se encuentra el olvido de lo inmemorial, es decir, el origen, los acontecimientos de los que no podemos acordarnos y sin embargo, nos hacen ser lo que somos. 

Además menciona un ejemplo de la paradoja de Heidegger en el que afirma que el olvido posibilita la memoria, sin la existencia de uno, se daría la ausencia del otro. "Al igual que la espera sólo es posible sobre la base del estar a la expectativa, el recuerdo sólo es posible sobre la base e olvidad y no a la inversa, pues lo sido, a modo de olvido, 'abre' primariamente el horizonte dentro del cual el dasein (existencia), perdido en la 'exterioridad' de aquello por lo que se preocupa, puede recordar."

El lenguaje puede modificar también la memoria en cuanto la frase "el pasado ya no es" denota desaparición, ausencia, está ausente respecto a nuestra pretensión de actuar sobre él, de tenerle a nuestro alcance. Mientras que la frase "el pasado ha sido", denota completa anterioridad respecto a todo acontecimiento fechado, recordado u olvidado.