miércoles, 9 de marzo de 2016

La decisión de olvidar y la decisión de perdonar


La decisión de olvidar y la decisión de perdonar

Por: Exler Felipe Puerta Velasco

Con la lectura de Paul Ricoeur se establece el olvido como concepto en contraposición directa con la función de la memoria. Están correlacionados; ambos luchan entre sí. La historia está construida bajo la interacción de la evocación de la memoria, bajo las nociones de conservación, permanencia y presencia supeditadas a la memoria. Mirar hacia el pasado genera reacciones en el nivel de conciencia reflexiva. Realizar esta acción produce varios problemas a la hora de establecer la historia: ¿qué recordar? ¿Qué olvidar? ¿Cómo manejar esta información? Sin embargo, el problema que genera la historia no tiene que ver tanto con la fidelidad al recuerdo, a la memoria, a la verdad, sino, según Ricoeur a la utilidad o conveniencia. De aquí la relación con el término perdonar.

El perdón se define como una forma de olvido activo. Como un instrumento de liberación de resentimientos, como una manera de ayudar a establecer y mejorar relaciones sociales. El perdón es una acción de dos vías, es decir, busca un beneficio propio y uno colectivo. Sirve para mejorar el estado propio del ser que perdona, y para nivelar las relaciones sociales con respecto a la persona perdonada. También se puede ver como el acto de pedir perdón. De generar conciencia en el otro del sentimiento que ha generado la acción que se realizó en el que pide perdón. El perdón es un elemento de relaciones sociales, que debe ser usado con precaución. “No se olvida el acontecimiento del pasado, el acto criminal, sino su sentido y su lugar en la dialéctica global de la conciencia histórica” (Ricoeur. La Lectura del tiempo pasado: memoria y olvido). Perdonar tiene que ver en su raíz semántica con la palabra “don”. Perdonar es dar y entregar, y esto genera un desequilibrio sobre dar a cambio de, sobre la superioridad en que pone a la persona que da, sobre el hecho de comprometer al beneficiario del dar, o el hecho de generar una deuda “social”.


Con todo lo anterior expuesto, se tiene que tener en cuenta que son elementos sociales. Que el ser humano tiene una ética que va en correlación al comportamiento de cada persona con su entorno. Perdonar tiene que ver con el hecho de que se cruzaron límites sociales, pero no se queda ahí; perdonar va más allá. Radica en el hecho de que se violentó alguna norma social, pero se avanzó en una acción y es en no quedarse estancado pensando en la agresión. Centrando la discusión a un ambiente contemporáneo, se está pensando en el que la memoria como elemento de evocación puede generar dos tipos de sentimientos y emociones: unas ligadas al resentimiento, otras ligadas a olvidar el sentido del acontecimiento del pasado. Perdonar no es olvidar en razón a eliminar huellas del pasado. Perdonar puede ser aprender a vivir con la memoria, pensando hacia el futuro, hacia un avance personal en términos de relaciones sociales. Tener memoria de algo negativo, no es algo negativo; ayuda a la comprensión de la historia y a mirar en el accionar hacia el futuro. Decidir olvidar no es algo que exista como una acción voluntaria. Olvidar se da porque se está ocupando la mente en otras cosas que tienen que ver con el presente y el futuro. Tener conciencia histórica de los elementos que no se olvidan ayuda a la relación ética que cada persona tiene en su ambiente; cada quien decide cómo la memoria como evocación lo afecta en sus relaciones sociales. El perdón surge para aligerar las cargas de la memoria y el olvido; y como elemento en consideración e interacción con la ética colabora entonces a pensar sociedad hacia el progreso, entendiendo las relaciones humanas desde puntos de vista más maduros.

1 comentario:

  1. Un análisis descriptivo que ahonda en varias ideas del texto de Ricoueur, además me llamó la atención las reflexiones propias sobre esos conceptos.

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