Para
el documentalista, el objeto deseado es el mismo que el de un noticiero, y
también sus bases integras para con el mundo que registra. Y aunque para un
público en general es a veces difícil diferenciar lo que serían las imágenes de
un documental a las imágenes de un noticiero, no cae en cuenta que la mirada
con la que se registran y se comparten imágenes construye un tipo de imaginario
colectivo de una realidad.
Ahora
bien, en ningún campo, tanto documental como noticiero, se puede ser
completamente sincero con aquello que se comparte. Pero lo que si se puede
lograr, es tener respeto, y deber sincero hacía aquello que se registra. Es por
eso tan importante el papel del realizador documental en un mundo acorralado
por imágenes sin delicadeza. En su apartado El
espacio ético en el documental de La
representación de la realidad, Bill Nichols manifiesta sobre el papel del
documentalista como un ente de participación en el espacio que registra mas no
como un creador de este.
“La cuestión que se le
plantea al espectador, por tanto, no es qué tipo de mundo imaginario ha creado
el realizador sino cómo se ha portado éste con respecto a los segmentos del
mundo histórico que se han convertido en escenario de la película.”
Anteriormente
hemos nombrado la mirada del autor como agente importante de la representación.
En el documental se puede traducir también como estética. Y he aquí la gran
diferencia que existe entre la noticia y el documental, lo que lo hace una
expresión artística. A la noticia le importa poco la formalidad de la
información, entonces responde solamente al contenido. Pero el documental no
puede jugar solamente en un campo; el contenido y la forma construyen su caracter artístico y a
la larga su deber ético.
*Bill Nichols, El
espacio ético en el documental, de La
representación de la realidad.
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