jueves, 19 de mayo de 2016

Donde no hay oscuridad

Esta obra me llamó la atención en particular. En el marco de la novena promoción de la especialización de fotografía de la Universidad Nacional de Colombia me encontré con esta peculiar fotografía que de verdad logró llamar mi atención, estuve un buen rato analizando su composición. Pude leerla (o más bien, creo que lo hice) de dos maneras, una a partir de la otra. 

La primera lectura se trata de el análisis estético de la luz. Naturalmente la fotografía está tratada, aunque su exposición es correcta (con respecto a los niveles estandares de iluminación), la luz no tiene continuidad, no es que sea de un plano a otro, es un solo fotograma, lo que sucede es que esta imagen son varias fotografías tomadas en distintas horas del día puestas en una sola imágen. La sombra del árbol difiere mucho de las sombras de los personajes, todas tienen diferentes direcciónes, aunque eso sí, todas son tomadas en el día, en un día de gran sol. A partir de esta lectura, teniendo en cuenta a los personajes, el lugar de la imagen (Cra 7ma con calle 32 en Bogotá) y el título de la obra, podría hacerse una idea quien vea la imagen sobre lo que tal vez querría decir el autor. Siendo la imagen no natural, teniendo en cuenta los personajes de la foto (todos señores encorbatados), los dos "Solo" invaden la imagen, y el diciente "Donde no hay oscuridad", creería yo que el fotografo hace un comentario sobre la vida rutinaria de oficina. O por lo menos, esa es la sensación que me transmite. La falsedad de sus sombras, la alegoría a la soledad, y el "Donde no hay oscuridad" a modo de sarcasmo es la clave para ver lo que yo leí. Creo que es una obra valiosa, con muy buena técnica, pero más allá de eso, con un mensaje contundente.

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