domingo, 22 de mayo de 2016

La biopolítica en el cine de ciencia ficción. Brazil y más allá.

Mucho se mencionó en clase sobre la importancia del concepto analizado por el filósofo Michel Foucault en relación con la película de ciencia ficción de Terry Gilliam “Brazil” de  1985, película que hoy día es considerada de culto y que no solo ha sido analizada por Foucault, nombres como Noah Chomsky también la han analizado. Pero yendo más allá de Brazil, podemos ver que la ciencia ficción ya había y ha continuado construyéndose a partir del concepto de la biopolítica.

Sólo basta con echarle una mirada al nacimiento del cine y algunos de los primero cortometrajes de George Mélies que suceden en sociedades ficticias, con ciertos rasgos de distopía en la que todo el orden está en función del biopoder, de un orden controlado por un sistema de producción que funciona como un organismo. Aun así esto primeros rasgos de cine con escenario en una sociedad biopolítica no son lo suficientemente potentes o permiten un  análisis profundo como si lo permite la primera película con tales características.

Fritz Lang filma Metrópolis en 1927, fue en su momento demasiado polémica y poco taquillera, convirtiéndose no solo en una de las películas más importantes del expresionismo alemán, sino también en una de las más fracasadas. Hoy día es una película obligatoria para amantes de la ciencia ficción. No es de extrañar que el realizador británico que dio sus comienzos con el alegre grupo de realizadores de la Monty Phyton realizara a mitades de los ochenta Brazil haciendo una alegoría directa a las sociedad que podemos clasificar como Orwellianas basando varios de sus escenarios y su propuesta estética en el gran clásico del expresionismo alemán, que hoy resalta su importancia histórica al ser una de las cuatro películas que son consideradas patrimonio inmaterial de la humanidad.

Y es que los parecidos en cuanto a narrativa e imagen no pueden ser cuestionados al igual que muchas películas que seguirían los paso de Brazil y harían muestra y critica de la biopolítica pero abarcando temas más reales y que cada vez hacen más parte de la realidad que de la ficción. El caso que resulta cada vez más terrorífico y real es el de las sociedades gobernadas por inteligencias artificiales. Lo que para muchos escritores de ciencia ficción era una simple fantasía y que desde Arthur. C. Clark comenzó a verse como una posible realidad futura ha venido tomando fuerza en el cine y en nuestra década ya es parte de la realidad.

Desde Terminator I y II (James Cameron, 1984,1991) hasta la actual, no tan ambiciosas pero si muy real Ex Machina (Alex Garland, 2015)  podemos ver el comienzo de la inteligencia artificial en sus paso hacia la consolidación del biopoder, en este caso, la maquina controlando al ser humano y sometiéndolo a ser la base de su sistema de producción. Si sonar alarmista, ese escenario ya es posible y de hecho se está dando, ya existen robots, con capacidad de interactuar y enseñar a seres humanos. Esto es señal de que pronto los robots podrán imaginar, pensar y tener sentimientos. Allí radica la importancia de 2001: Odisea de espacio de Stanley Kubrick (1968) y escrita por el mismísimo C.Clarke, como la constante narrativa inherente al cine de ciencia ficción cambio radicalmente pasando de ser una lúcida visión de “el futuro como un mundo de igualdad y paz” a ser “la capacidad de la inteligencia artificial para controlarnos”.

Recordemos que el cine, al igual que todas las artes, es un espejo y un oráculo. Refleja lo que fuimos, lo que somos y nos muestra lo que seremos. Esperemos que los realizadores de ciencia ficción hagan la tarea de investigar sobre la biopolítica y encuentren en este concepto una fuente de inspiración para mostrar la realidad actual por medio de la ficción del mañana.

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