Erich Fromm nos habla de una ética ligada acertadamente a la
razón, entendida principalmente como la habilidad del entendimiento que permite
el dominio de la naturaleza. El hombre todos los días se ve enfrentado a tomar decisiones
y proceder de acuerdo a ellas, pero acá se expone un proceder ligado al
individualismo y no al juicio de valor, qué quiere decir, que mientras el obrar
correcto partiría del interrogarse a uno mismo en el proceder diario, haciendo
juicios que busquen la verdad y de acuerdo a ese juicio proceder o reflexionar
al acto realizado, encontrando una habilidad necesaria para evitar afectar al
otro con nuestras decisiones y construir una autonomía y confianza en la toma
de decisiones. Qué hace la psicología actual, principalmente está ligada al
relativismo ético, entendido este como una posición que tiene juicios de valor
y normas éticas que parten de la concepción del gusto o preferencia arbitraria,
la definición de “todo está bien desde que no sea yo”, se piensa en el hombre
como un individuo único en la sociedad desligado del compromiso al otro,
generando injusticias en primera instancia y normas que benefician a unos pocos
y perjudican a otros, este proceder lo analiza Fromm en el olvido del hombre
mismo, quién es, cómo debe vivir y principalmente como liberar la energía del
hombre y usarla productivamente. El progreso actual habla de cosas y no de
hombres, más maquinas, más bienes, más dinero, menos educación, menos
reflexión, menos humanidad, se habla de un realismo que solo da cuenta de la
falta de fe en el hombre, cuando ha sido el hombre mismo el creador de sin número
de maravillas no solo físicas también intangibles.
La ética humanística abraza al hombre como un ser
comprendido física y espiritualmente que siempre está en búsqueda de la
felicidad y la salud (Supervivencia), para entenderlo y dar un juicio de valor
justo se debe conocer la naturaleza de sus actos, de que carece y porque se
obra de esa manera, analizar solo el acto no soluciona el problema solo se
castiga y la reflexión solo queda en la privación de una curación o la no corrección
del origen del problema. Esta práctica de la racionalización de las tendencias
irracionales permite un dominio interior de las pasiones irracionales, el
entendimiento del hombre como una totalidad permite establecer unas normas
morales que para Erich Fromm son inherentes al hombre y la violación de las
mismas solo son síntomas de la desintegración mental y emocional del mismo.
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