El 5 de mayo se inauguró en el Museo de Arquitectura Leopoldo Rother, la exposición de la novena promoción de la Especialización en Fotografía de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá.
En esta exposición me llamó la atención una serie de fotos en particular, en la que se hace una comparación, si se quiere ingenua y divertida pero a su vez diciente y reveladora, de dos fotos. Al quedarse un rato mirando las parejas de fotos, me di cuenta que creaba relaciones entre las dos fotos casi como si estuviera jugando ese famoso pasatiempo que todos jugamos de pequeños de encontrar la diferencias entre dos dibujos, sólo que esta vez, se juega con fotografías.
Desde mi punto de vista, siempre será mucho más fácil conocer e indagar sobre algo si se tiene otra cosa con la cual realizar una comparación, fue esto lo que más me llamó la atención de esta serie de fotografías. Si tal vez el fotógrafo solo hubiera puesto una de las fotos, por ejemplo las horizontales, no se generaría un dialogo entre las dos fotos, ni con el espectador. En cambio al poner de a parejas las fotos (que por cierto tienen la característica de ser verticales las "inanimadas" y horizontales las "humanas") se genera una reflexión que surge de una comparación pero mediada por un sujeto, el espectador. Es un triángulo en el que el público se vuelve un observador activo y por lo tanto tiene la oportunidad de interactuar con la temática de la vejez, la niñez, la vida, la muerte, lo antiguo y lo moderno; de la soledad, la inactividad, la inutilidad, el sedentarismo, y todas los múltiples temas que surjan del pasatiempo de infancia.
Un entretenido y agudo comentario que reflexiona sobre los significados de la imagen a partir de la comparación.
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