La
idea de un gobierno “programando” a los seres humanos para su propio bien y el
sano desarrollo del estado ha sido vastamente explorada tanto en el cine como
en la televisión, bien podemos decir que se ha convertido en territorio común
de la ciencia ficción y que incluso ha llegado a volverse mainstream de la mano
de las aclamadas trilogías de The Hunger Games y Divergent, por nombrar algunas
pocas. De más está decir que se ha tomado también la televisión apuntándole a
nichos más específicos con series como The 100 o incluso series de anime como
Psycho Pass, y en esta última específicamente me detendré más adelante, pero por
ahora, urge habar de Brazil.
Brazil
nos cuenta la historia de Sam Lowry, un empleado del gobierno que se ve
envuelto en un escándalo gubernamental causado por el injusto encarcelamiento y
asesinato de un hombre inocente, Sam es el encargado de limpiar los cabos
sueltos con la esposa de hombre y a raíz de esto conoce a la chica de sus
sueños… literalmente, sueña con ella. El caso es que su obsesión con esta mujer
(quien además fue testigo del desafortunado malentendido que llevo a la muerte
de su vecino) lo lleva a traicionar al gobierno lo que lo convierte automáticamente
en un terrorista.
La película
cumple con su cometido de mostrarnos una sociedad superficial y totalmente
ignorante del funcionamiento político de su gobierno, son personas criadas para
ser egocéntricas y aspirar al bien propio y la auto superación sin siquiera
voltear a mirar a quién le están metiendo codazos, además, la burocracia toma control
de absolutamente todo por lo cual cualquier acción pequeña se pierde entre
montañas de papeleo. ¿No suena familiar? No digo que sea pues el retrato fehaciente
de la sociedad moderna, pero de que tiene sus similitudes las tiene, y
precisamente de eso es lo que quería hablar.
Me
da la impresión que por el hecho de que la temática es un lugar común de la
ciencia ficción tendemos a tomárnosla un poco a la ligera, pecamos de ingenuos como
si de zombies o vampiros se tratara y descartamos por sentado que pueda llegar
a suceder. Y a riesgo de sonar como uno de esos paranoicos que se tomaron muy a
pecho The Matrix, ya está sucediendo, no al extremo de Brazil pero si por el
mismo rumbo.
Ahora,
vamos a analizar un poco la posición del gobierno en todo esto de la
biopolítica, siendo optimistas, estaríamos hablando de un método de prevención
para mantener a los seres humanos a salvo de sí mismos, y es que ya hemos
demostrado que nosotros solitos no podemos pasar mucho tiempo sin cerrar el
puño y dirigirlo con fuerza hacia la cara del prójimo, y suponiendo un tanto
utópicamente que esta estrategia fuera exitosa me nace esta pregunta ¿Qué vale
más? ¿El libre albedrío o Una comunidad
pacífica e ignorante pero feliz?
Y
aquí volvemos a Psycho Pass, en esta serie de anime se cuenta la historia de
una policía novata en una sociedad cuasi utópica donde no existe el crimen y
los criminales son apresados antes de llegar a cometer cualquier fechoría, más
o menos como Minority Report, pero con la diferencia (enormemente apreciada)
que la aproximación al bien y el mal y los dilemas morales sobre la pregunta
mencionada anteriormente se exploran de una manera muchísimo más profunda
(sobre todo en la versión Director’s Cut) y tienen una aproximación más filosófica
que desemboca en una reflexión más profunda sobre el peligro inherente del ser
humano hacia sí mismo.
Creo
que vale la pena ver esta serie, no solo por los dilemas filosóficos si no por
la complejidad de los personajes, su interacción con el entorno y las
decisiones que se ven obligados a tomar en momentos desesperados, y entablar un
paralelo y una discusión en cuanto a los temas tratados tanto en ella como en
la película y, sobre todo sentarnos a hablar muy en serio sobre qué de todo esto estamos viendo en nuestra vida diaria y nos está pasando desapersibido.
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