Ghost Dog en relación a la interculturalidad y transculturalidad
Por: Exler Felipe Puerta Velasco
Se habla de interculturalidad, cuando dos o más culturas diferentes comienzan a interactuar "de una manera horizontal y sinérgica", lo que quiere decir que ninguno
de los grupos que están en relación directa se encuentra por encima del otro, sino que todos
se hallan en igualdad de condiciones, favoreciendo la integración
y la convivencia armónica de todos los individuos. Lo que sostiene la interculturalidad es que al presentarse conflictos de intereses, teniendo en cuenta que se está bajo una situación de diversidad, la resolución de estos pretenderá llevarse bajo la consigna del respeto, prevaleciendo el diálogo y la conciliación. Este proceso tiene tres etapas: negociación (comprender la situación del otro y
evitar la confrontación), penetración (ponerse en el lugar del otro) y
descentralización (alejarse de uno mismo mediante la reflexión). En la interculturalidad se presentan tres ejes de actitudes en pro de una convivencia benéfica para todos: visión abierta de las
culturas que intervienen, el poder de la comunicación de opiniones e ideas, y la tesis de mantener una igualdad de derechos.
Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999) es una
película de Jim Jarmusch que ejemplifica los términos de las relaciones sociales
en cuanto a choque de diferentes culturas. Un hombre negro se encuentra comprometido
con las artes marciales; circunstancia que su director ha llamado "polinización
cruzada" donde las culturas diferentes se encuentran y se generan nuevos
discursos. La película hace una mezcla de tres mundos: rap urbano
estadounidense gangsta, el samurai japonés y los mafiosos italo-americanos,
creando un nuevo espacio cultural donde el espectador es testigo de compenetración
de diferentes culturas. La película es una invitación a la reflexión sobre límites
de aprobación social y cultural. Ghost Dog funciona desde la deconstrucción de
conceptos. Los estereotipos ligados a las culturas son puestos en debate. El
mensaje va más a que es posible ser quien las personas quieren ser, es posible
librarse de los estereotipos ligados a la identificación cultural, es decir, no
hay que tener una cultura específica que determine quién es cada persona.
Con este ejemplo se pasa de hablar de interculturalidad a transculturalidad. Este último concepto tiene que ver con el hecho de que este proceso es un acercamiento entre culturas diferentes, buscando establecer vínculos fuera de los límites que cada cultura imponga, creando nuevos nichos de relaciones culturale, a través de una integración en pro de una convivencia de distintas culturas, facilitada a través de los beneficios de la comunicación. El propósito de las relaciones transculturales puede ser buscar la maduración de la sociedad, manifestandose relaciones de respeto y comprensión por encima de barreras culturales como la raza, la etnia, la religión, la política. Con la historia creada por Jarmusch entran en debate las posibilidades de relaciones que superan la propia cultura. Si se está viviendo en mundo de constantes y diversas y nuevas relaciones culturales, intraculturales y transculturales, ¿hasta dónde se encuentran los límites de la propia cultura? Y, ¿cómo entra la ética de cada cultura a apoyar las relaciones sociales intraculturales y trasnculturales?
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