Asistir a la inauguración de la especialización de
fotografía de la Universidad Nacional, me llevo a tener de nuevo contacto con
la fotografía y sus miles de posibilidades. Pensar en el formato, en cómo
habita en el lugar y también el objeto retratado.
De inmediato una de las obras llamó mi atención, Jessyka
Morales, me atrapó por medio del ensayo fotográfico para evidenciar el
sacrificio de un cordero. Cuatro imágenes que exponen como es el proceso del
sacrificio. Creo que el modo de exponer la imagen, de no morbo, de solo ponerse
de frente y capturar hizo mucho más leve la sensación de muerte.
Hablando con la artista, el objeto de ella no era solo
capturar una muerte sino hablar de las prácticas comerciales de nuestro país y
de su región, propiamente. ¿Por qué no poner en una fotografía algo que nos
identifica como región? Sería algo torpe hablar de cosas que no conocemos.
Volver a las raíces, volver a hablar de quienes somos.Considero que fue una
buena exposición, había imágenes de alta calidad y distintos temas.
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