Cuando se nos propuso
visitar la nueva exposición “Prohibido olvidar”, no pude sacarme de la mente un
proyecto artístico, que pensé manejaba
los mismos conceptos: “La piel de la memoria”[1].
Este proyecto, que se desarrolló en un barrio de Medellín, buscaba generar a
partir de las diferentes actividades e intervenciones de un colectivo de
artistas, que vinculaban a la misma comunidad, liderado por la artista Susanne
Lazy y la antropóloga Pilar Riaño, un proceso de perdón en una comunidad
especifica agobiada hace décadas por problemas de violencia, narcotráfico,
entre otros; donde a partir de la memoria
de todas las historias de dolor que los unía, crearon un vínculo que los ayudo
para empezar a cruzar esas barreras que entre ellos mismos se habían impuesto,
además de nuevos proyectos que mejoraban el bienestar de la misma comunidad. En
fin, un proyecto, que a mi parecer, tuvo éxito. Ahora bien, dada esta
experiencia previa, cuando tuve la oportunidad de ver la exposición, los
sentimientos que me despertó fueron muy diferentes.
Entiendo la idea de concientizar
aquellos problemas como la violencia o la desigualdad social, que traspasan
nuestras fronteras. Y si bien la exposición está realizada por
varios artistas latinoamericanos, incluyendo colombianos, mexicanos, chilenos,
entre otros, las obras no me transmitieron ese sentimiento de empatía entre
pueblos y con el espectador, que esperaba. Pensé “que mejor forma de concientizar
estos problemas, que haciéndolos visibles, y de alguna forma, propios para
aquellas personas que no tienen un contacto directo”, esto con relación a los
problemas de violencia. Pero las diferentes intervenciones lejos de acercarme,
me alejaron. Pienso que debió ser el fuerte choque simbólico que tenían algunas
obras, que lejos de acercarme, me causaron un distanciamiento. Por ejemplo, los
elementos hechos con hueso. Si bien se puede suponer que la violencia y barbaridad
puede encontrarse en cada uno de los rincones de América, el sentimiento que me
despertó fue negativo. No creo que el artista se planteará
crear un vínculo, sino al contrario, producir un choque tan fuerte en el
espectador al producir elementos que no pareciera común encontrar asociados a
esta barbarie, como una flauta y los zapatos de bebe. Aquella por la
vinculación de acción que tiene con el
espectador, que implica tomarla entre la manos y soplar, me genero
estremecimiento y un sentimiento de rechazo; y ésta, el zapato de bebe, produce
un efecto parecido.
En fin, las diferentes
obras crean evidencia de estos problemas que no se deberían borrar de la
memoria, pero, a mi parecer, no despiertan esa empatía que produciría nuevas
acciones o meditaciones sobre la manera de seguir avanzando en un proyecto de olvido
con miras de perdón, que es a lo que pienso debería enfocarse.
[1] RIAÑO ALCALA,
PILAR. Encuentros Artísticos con el
dolor, las memorias y las violencias. Iconos, revista de ciencias sociales
no.21. Año 2005. http://www.flacso.org.ec/docs/i21riano.pdf
Recibido y revisado, un juicio ejercicio de análisis sobre las piezas de la exposición.
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