Quizás sea relevante pensar en que el título de esta exposición plástica supone que hay una realidad escabrosa y aún muy vigente cuyo rastro no puede ser borrado de la memoria dado lo importante que es que un fenómeno como este no debería repetirse. Que puede significar dicho título para un habitante del interior del país o uno de un país extranjero, un capitalino más exactamente, al respecto de una realidad que no le ha tocado en suerte experimentar a sangre viva y que por ende no tiene tan vivo en la memoria.
Se puede pensar de tres imágenes particulares de la obra y a partir del título y de una lectura de cada texto que acompaña, que va dirigida precisamente a ese público, cuya percepción de la violencia puede estar un poco difusa y lejana, o quizás presentada como un relato amarillo espantoso que prioriza la inmediatez y pasa por alto las causas y las consecuencias; publico insensibilizado por las carencias tanto individuales como cotidianas, trayéndole las imágenes de la violencia ante sus ojos.
20 armas de juguete reproducen el audio de diferentes caras de la violencia mexicana y una descripción detallada escrita en la pared le da nombre en un lugar, un espacio y un tiempo. Trae a los oídos el sonido de las balas en cumpleaños infantiles o reuniones culturales haciéndonos parte de ello, involucrándonos en el asunto, pues nosotros sostenemos cada arma y reproducimos el sonido evitando que sea olvidado.
La escultura en hueso ¿la gramática del cuerpo deshumanizado en desuso; la perpetuación de la imagen del dolor de lo que estuvo vivo pero fue muerto violentamente? Esta imagen re significa el sentido del cadáver, deformándolo, volviéndolo escultura, haciendo vivo el pudor de la des humanización del mismo. ¿Puede ser irrespetuoso? De que serviría el luto si no se respetó dicho cuerpo cuando estaba en vida, y dicha deformación genera en mí como espectador una repulsión tan sugestiva, que indirectamente pide respeto por parte de la violación a dicha vida que habitaba dicho recipiente.
El hombre que se quita el camuflado y deja a un lado su arma, se quita el color de la violencia y las marcas de encima, la vida que dedico a ello y que ahora parece banalizada, carente, desnuda. Pero que también puede significar un retorno a la imagen pura y humana, inocente, pues es verdad que el uniforme es un símbolo y que puesto sobre cualquier cuerpo, lo carga de significados, cargas emocionales y sobre todo culpas.
Prohibido olvidar transmite un mensaje en un lenguaje inteligible para aquel espectador que no está al tanto, que aprende algo de la guerra pero quizás no dimensiona su peso, en un sentido sensitivo y emocional, nos hace parte de las obras y hace uso de imágenes impactantes que prohíben no estar informado o insensibilizado, que prohíben borrar una realidad que mal que bien nos atañe a todos.
Una descripción breve pero original sobre algunas de las piezas de la exposición
ResponderEliminar