jueves, 25 de febrero de 2016

Perdón y Olvido.

Estamos en una nueva era de “paz” para nuestro país, lo que supone un nuevo camino para el perdón y el olvido. La cuestión es qué tipo de perdón y olvido se busca, y de qué manera se piensan conseguir.
Según Paul Ricoeur, autor del libro “La lectura del tiempo pasado, memoria y olvido”, se pueden considerar muchos tipos de olvido, al igual que de perdón. Entre los tipos de olvido  tenemos el olvido profundo, “Borrar la huella”, sacar por completo del sistema alguna memoria. Éste, según el autor, considera la destrucción por la acción del tiempo. En mi opinión, no creo que este tipo de olvido sea el conveniente para nuestro contexto. Y bueno, dadas las tragedias que ha sufrido nuestra sociedad, no creo que haya un mecanismo que pueda borrarlas totalmente, a no ser, claro, que se cuente con un buen plan a muy largo plazo, donde el tiempo pueda actuar y se evite de alguna forma evocar esas memorias,  un caso muy hipotético y, a mi parecer, irrealizable. Además, aun habiendo considerado que de alguna forma se consiga este olvido profundo, no creo que sea pertinente hacerlo, ya que “aquel que olvida su historia, está condenado a repetirla”.
Otro concepto que también me gustaría comentar es el de la  conciencia histórica. La cultura  es “inactual”, y se configura de las diferentes tradiciones y acciones reiteradas que se heredan a través del tiempo. Entonces, según lo planteado, se debería usar la conciencia histórica para borrar esas memorias o experiencias que de una u otra forma configuran de mala manera el ideal de cultura. Lo primero en que pensé al conocer el planteamiento, fue sus fuertes fines políticos. Y si analizamos nuestra sociedad, proyectos con fines parecidos ya se han dado. Sólo hace falta mirar los programas de estudio “oficiales” de la historia  y las diferentes ciencias sociales en la actualidad o de hace 10 años en los colegios (en especial los públicos), o la cátedra de la paz que quieren instituir en los planteles educativos. Con estos casos sólo busco ejemplificar proyectos que, de alguna manera, querían o quieren configurar la cultura en un futuro; sin ánimos de analizarlos, esas determinaciones necesitarían todo un riguroso estudio que no es el objetivo de este modesto comentario a una lectura.
Pienso, en términos generales y desde una visión sesgada, que si bien se quiere alcanzar una meta como la de “mejorar”  la cultura, sería mejor cambiar el enfoque y tratar de mostrar la historia desde diferentes puntos de vista y, aunque parece utopía, de la forma más objetiva, “mimesis de los historiadores”, para que la misma gente sea la que por el peso de los hechos y el uso de su razón,  elija y construya lo que se convertirá en su cultura futura.

Bueno, ya habiendo considerado algunos comentarios sobre el olvido, me permito seguir con lo referente al perdón. Al igual que con el olvido, el autor nos plantea diferentes formas de perdón. Éstas son el perdón fácil y el perdón difícil. (También algunas subcategorías en el perdón fácil, tales como el religioso, el jurídico y el político). Sin ánimos de resumir los diferentes conceptos, haré mi comentario respecto al perdón difícil.  Éste está configurado desde la reconciliación, el intercambio y, lo más importante, el planteamiento de un proceso de duelo con el recuerdo. No se aspira a borrar la deuda con el simple acto del perdón, en cambio se acepta la deuda impagable y se comienza un proceso, donde la víctima y el victimario participan. Este perdón, a mi parecer, es el que debería liderar los diferentes proyectos de reconciliación. No es buscar el perdón en un solo acto, es comenzar un proceso que nos pueda dar, con el tiempo, una realidad de perdón donde las heridas cicatricen debidamente.

1 comentario:

  1. Un interesante ejercicio de relacionar los conceptos teóricos de Ricour con el contexto nacional de construcción de paz

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