DESHACER NUDOS Y
ENREDOS
Nuestro país ha estado en un conflicto civil que tiene como
uno de sus grandes puntos de partida el recordado 9 de abril de 1948, si bien
ya existía un marcado bipartidismo, esta fecha marca un hito al darse el asesinato
del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán.
Si tomamos esta fecha como referencia tendremos casi 70 años
de estar inmersos en una violencia sin sentido y absurda, como sociedad nos ha
sido muydifícil darle un fin a las acciones violentas, a la omisión
y a la indolencia.” La fuerza del derecho
a juzgar proviene de la energía del presente: Solo tenéis derecho a interpretar
el pasado en virtud de la fuerza suprema del presente”(1) La indignación y las ganas de cambiar las
cosas parecen no durar mucho los procesos a nivel institucional, como
investigaciones y condena de los responsables, se hacen con base en el calor
del momento y no como una política de estado y como sociedad civil nos pasa
igual, nos indignamos y reclamamos justicia y paz cuando el conflicto esta álgido
y al poco tiempo, todo sigue como si nada, los únicos dolientes terminan siendo
los directamente involucrados y para el resto terminan siendo hechos que
terminan en el pasado “ En efecto,
decimos del pasado que ya no es, pero también decimos que ha sido. Mediante la
primera denominación, subrayamos su desaparición, su ausencia. Pero, ¿en qué
sentido se encuentra ausente? Lo está respecto a nuestra pretensión de actuar
sobre él, de tenerle a mano”(2) .
Pienso que aún seguimos inmersos en un conflicto sin sentido
por nuestra facilidad para olvidar como
sociedad y nuestra terrible crisis institucional que nos da como resultado
estar siempre en busca de un caudillo, ese paladín que organice todo lo que no
hemos podido en 70 años “ El olvido posee
un significado positivo en la medida que el carácter de sido prevalece sobre el
ya no en el significado vinculado a la idea de pasado. El carácter de sido convierte el
olvido en el recurso inmemorial”(3)
Este olvido “selecto” nos ha llevado a la perpetuación del conflicto. Hoy en Colombia
estamos en un nuevo proceso de paz, que yo personalmente espero que tenga éxito,
aunque es claro que es un acuerdo de paz y no” la paz” como algunos intentan
venderlo o hacerlo ver, más que nada por intereses políticos, ahora el tema no
es el olvido, no lo podemos permitir
como sociedad “No se olvida el acontecimiento pasado, el acto criminal, sino su
sentido y su lugar en la dialéctica global de la conciencia histórica”(4) y
las victimas realmente no lo pueden olvidar así lo intenten es su dolor, es
parte de sus vidas, aquí si hay éxito en las diálogos debemos hablar de perdón,
nunca de olvido ”Para comprender las
dimensiones de los daños causados por la guerra, detengamos primero en las
víctimas del conflicto. Cuando escuchamos atentamente el relato de sus
sufrimientos, reconocemos que el balance que dejan estos años de armas y
confrontaciones es desgarrador. Para ellas, no hay discursos heroicos sino una
experiencia dolorosa que en muchos casos deja huellas traumáticas que perviven
en sus cuerpos y espíritu por largo tiempo”(5)
La complejidad propia de este proceso de paz, se manifiesta en los intereses
de cada parte mediados en los diálogos de La Habana, sin embrago el papel
preponderante es el de las víctimas, o debería ser, ya que sobre los
negociadores recae la responsabilidad de establecer un marco de condiciones que
hagan posible que los acuerdos se lleven a cabo, pero son las victimas las que
tienen que dar el perdón a sus victimarios, a los abusos generados por este
conflicto al que se le intenta dar fin, son quienes tienen que deshacer los
enredos de esta sociedad “ El perdón difícil,
al tomarse en serio el carácter trágico de la acción, acomete la raíz de los
actos y el origen de los conflictos y de los daños que requieren ser
perdonados. No se trata, en este caso, de borrar el débito de un panel
contable, ni de lograr un buen balance comercial, sino deshacer enredos”(6) Las
víctimas y la sociedad que aspiran a vivir en democracia, quieren no sólo oír y
comprometerse con la escucha empática de la voz de las víctimas y la validación
de sus recuentos por parte de funcionarios y medios de comunicación. Buscan
además que en un esfuerzo mancomunado de fuerzas institucionales y sociales
logremos deshacer los nudos que han acompañado la guerra y afianzar, como país,
marcos interpretativos democráticos que reconozcan en el contradictor un
adversario y no un enemigo que es necesario eliminar.(7)
Como sociedad debemos velar porque este acuerdo de paz sea
real y dentro de las posibilidades lo más
justo posible y esto nos haga crecer como sociedad y no repetir la misma
historia, el reconocer la diferencia de intereses sin tener que ser violentos y
mucho menos victimizar a quienes ni parte toman de estos intereses “ Nos encontramos con un sabor anticipado a
esa tensa dialéctica en nuestra aceptación de las diferencias invisibles, en su
búsqueda modesta del compromiso, en el reconocimiento de los desacuerdos
razonables que requiere la vida común en las sociedades pluralistas contemporáneas”(8)
JOHAN STEVEN SERRANO
RIVERA
(1)
LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO (1999) de Paul Ricoeur
(2)
LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO (1999) de Paul RicoeuL
(3)
LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO (1999) de Paul Ricoeur
(4)
LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO (1999) de Paul Ricoeur
(5)
INFORME DE LA
COMISIÓN HISTORICA DEL CONFLICTO Y SUS VICTIMAS
(6)
LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO (1999) de Paul Ricoeur
(7)
INFORME DE LA
COMISIÓN HISTORICA DEL CONFLICTO Y SUS VICTIMAS
(8)
LA LECTURA DEL TIEMPO PASADO: MEMORIA Y OLVIDO (1999) de Paul Ricoeur
Aunque con varias afirmaciones generales y algunos argumentos débiles se aventura por hacer una relación sujerente con el texto de Ricoeur.
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