Universidad Nacional de
Colombia
Escuela de Cine y Televisión
Ética y Cultura
Natalia Martínez Calderón
Código: 2508428
El cruce entre
universos:
La descripción
densa en las interpretaciones audiovisuales sobre los falsos positivos.
“La finalidad de la antropología
consiste en ampliar el universo del discurso humano”[1]. Me gustaría empezar por
esta frase del texto porque me parece que sintetiza de manera poética los
objetivos de esta forma de aproximarse a la realidad. En primer lugar la
intención de ampliar el universo es una imagen bonita: la persona que empuja
las fronteras de un universo, su universo, hacia más allá de sí mismo. Es la
imagen, no tan agradable, de la persona sedienta que no le basta con lo que
tiene y quiere abarcar más, es verdad; pero a la vez, es la imagen de quien
desea pasar al otro lado e interactuar con ese otro universo que no conoce,
desea ser parte del otro, desea ser el otro. Pero además es un universo
particular: “ el discurso humano”. Lo que el ser humano dice- por supuesto que
no solo con palabras- y no solo lo que dice sino lo que desea decir, su
intención y su sentido al decir, al expresarse y comunicarse. Parto de la
noción de discurso del texto porque me parece que en el análisis de estas dos
películas – Impunity[2]
y Falsos Positivos[3]-
la intención de hablar sobre algo que poco se habla en Colombia es el principal
inestable y difícil terreno que se empieza a tocar. Hablar sobre el tema de los
falsos positivos implica necesariamente hablar de los distintos discursos que
se tienen al respecto, que están mediados por la imposibilidad de exponer esos
discursos, gracias al miedo, a la resignación y a complejidad que representa el
tema. Como bien lo expone el texto, las interpretaciones del contexto, los
distintos discursos audiovisuales que se
tejen en torno a éste, pueden variar y cumplen sus propias lógicas internas.
Sin embargo, si se deja claro que entre más densa sea la interpretación, entre
más delgado hile, entre más bases y sustentos tenga, más útil será para otros,
contemporáneos o futuros, lectores de la interpretación. Así, me parece que las
dos aproximaciones son válidas, una es más responsable que otra, y sin embargo
ambas se quedan cortas frente al tema de hilar más delgado, de escribir con
mayor minucia, sobre el conflicto interno
de las víctimas con las que tratan, que a mi modo de ver, sería lo más
interesante y necesario para los miembros de la cultura a la que se aproximan,
los colombianos.
Por un lado, el documental Falsos Positivos de Simone Bruno, hace
un acercamiento basado en el testimonio de distintos actores (periodistas,
victimas, políticos, opositores, funcionarios del gobierno) a través del uso de
la entrevista (bustos parlantes). Me parece que al estar tan apegado al
discurso meramente oral o verbal, los muchos otros discursos se pierden. Es por
esto que a pesar que se queda en la superficie de contar lo que pasó sin
profundizar en mostrar cómo pasó. De ahí que se sienta cierta generalización y
la descripción densa se pierda por un discurso que recoja de forma particular
los hechos. Las victimas y en general los personajes, establecen grandes
conclusiones sobre lo que pasó, grandes teorías. Sentencias sobre la impunidad
del país y generalidades sobre todos los casos de falsos positivos. Esto tiene
la función de informar someramente sobre cierto contexto al exterior, pero
parece no cumplir con las expectativas que como colombianos nos formamos al
recibir una interpretación de nosotros mismos. Tiene que ver con el hecho de
que la interpretación está hecha desde un segundo o incluso tercer orden, desde
un agente que no está involucrado en la cultura y que de cierto modo no la
conoce de la misma forma que quien la vive.
En el otro lado está Impunity de Hollman Morris y Juan José
Lozano que es un análisis de primer orden pues es realizado desde la percepción
que tienen colombianos sobre la cultura colombiana. De esta forma se elabora
una interpretación de los hechos que pretende mostrarlos, más que contarlos, o
mejor, contarlos mostrándolos. Así, vemos a las víctimas en el momento en que buscan
respuestas en el modelo de justicia transicional y vemos los cuerpos tras las
masacres, vemos a los paramilitares (aunque sus rostros estén velados), vemos a
Mancuso en el senado haciendo la paz, las desmovilizaciones, el dolor de las
madres al no obtener ninguna respuesta, vemos a los actores actuando. El
discurso social que obtenemos es el que no necesita palabras para expresarse. A
pesar de que se apoya en el testimonio, no es ahí donde obtiene sus momentos
nodales. Es la proyección de la indiferencia del sistema y de los victimarios
ante el dolor de las victimas. En este sentido, el uso de la descripción densa
se evidencia más en este trabajo, si se habla desde una concepción jerárquica
del asunto ( no siempre útil), gracias al trabajo que se toma de seguir este
proceso social, del cambio en la justicia, y registrarlo. En ese sentido es
mucho más detallista que la simple premisa de “el colombiano todo lo olvida,
todo lo perdona”, pues permite ver
cómo es que no existe esa justicia en Colombia, cómo es que se olvida, desde el
ejemplo puntual de los falsos positivos y de estas madres en los juzgados. Sin
embargo, no siempre es suficiente ver,
porque el ver tiene una trampa y es que deslumbra y no siempre permite pensar.
Es decir que haría falta un análisis más profundo sobre lo que pasa sin ser
visto, sin ser exteriorizado, como los sentimientos y pensamientos más
profundos de esas madres ante la desgracia, que curiosamente vienen a ser
conocidos, mayoritariamente, a través de la palabra. Un retorno a la palabra y
al testimonio, pero en profundidad, un retorno que logra desembocar no en lo
que se dicho sino a lo dicho (en términos de Ricoer) , a la intención en el
decir, al enunciado y no a la simple oración, al sentido en medio de lo que se
está diciendo. Esto se logra por medio de una convivencia extensa, constante,
juiciosa y responsable con los actores implicados.
Es importante concluir que
las interpretaciones no son una mejor que la otra, y que no se suceden ni se imponen
de manera evolucionista. Lo cierto es que cada una es aplicable en cierto
contexto, en el suyo propio. Pero la clave está en los puntos en los que logra
la universalidad y esto no quiere decir que logra aplicarse a todas las
situaciones. Tiene mucho más que ver con ese correr las fronteras del universo,
esa universalidad no es abarcar todo el universo, sino que es el límite, la
línea cada vez más difusa e indefinida, que separa mi universo del suyo. La
universalidad es el cruce de universos, el punto donde no es posible decir
dónde acaba mi universo y dónde empieza el suyo, el punto donde empieza a
llamarse nuestro.
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