jueves, 18 de junio de 2015

Impresiones sobre el documental “Pizarro”

Hace algunos días en un salón de clase, se presentó una discusión acerca del papel del artista/ escritor/ realizador, en un país como Colombia, tan cargado de problemáticas y de heridas abiertas. Uno de los allí presentes, cuestionaba amablemente la posición de un compañero quien argumentaba que no le interesa en lo más mínimo encauzar su producción hacia subsanar dichas problemáticas del país o si quiera tocarlas, por el contrario, su interés recae en los mundos fantásticos, lejanos a toda realidad Colombiana. Por más curiosa que le pareciera al primer compañero la posición del segundo, la clase se cerró al llegar a una conclusión unánime de que ambas posiciones son respetables, la una por entender la importancia de nuestro contexto en nuestro quehacer como creadores, la otra por la libertad a la que cada quien tiene derecho.

Ahora, más allá de respetar ambas posiciones, en lo personal, yo creo que el arte no tiene porqué asumir obligatoriamente las temáticas llenas de tristezas y sangre injustamente derramada en este país y mucho menos asumir un papel de redentor.  Sin embargo, aquel que se dedica a la creación tiene la posibilidad de dar voz a quienes les ha sido arrebatada. Esto es precisamente lo que hace el documental Pizarro, dar voz y no solamente a este hombre que para nuestra historia como colombianos es tan importante y encarna tantos aspectos del conflicto que vivimos, sino a quien lo perdió, a quien lo lloró, a su hija María José. A mi modo de ver, Simón Hernández encontró una manera muy acertada de narrar un momento que no debe quedar en el olvido. Este director trabaja una forma de narrar sumamente respetuosa y ese respeto por el dolor de las reminiscencias, no pierde el rumbo al recordarle a un país las injusticias de las que se alimenta.


El cine es luz, esa es una de sus materias primas, así mismo, el cine puede iluminar lugares de nuestro pasado que no deben permanecer en las sombras de la turbia memoria colectiva. Mi posición como realizador en continuo crecimiento, es sin duda, la de entretejer estas dos cualidades. Siento que este tipo de obras en un país como Colombia son completamente necesarias y relevantes, obras que no sólo se preocupan por la temática o por la estética, sino que logran integrar ambas partes con delicadeza para así lograr iluminar dichos nichos oscuros de nuestra historia, obras que nos proponen reflexiones sin ser impositivas y que nos exigen como espectadores recordar de donde venimos.

1 comentario:

  1. Se plantea una reflexión interesante sobre la función social del artísta, y como la diversidad de la mirada estética puede integrar multiples perspectivas. Un interesante planteamiento

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