martes, 28 de abril de 2015

La capacidad de conmoverse



Hay una barrera de policías a la entrada. Muy queridos, en la requisa no son irrespetuosos. Serán de los pocos que no. Entro. Imagino que será igual de hermético el lugar de la proyección, pero me sorprendo al ver un espacio amable y desenfadado con personas bebiendo y comiendo sentados en cojines. Me siento también en un pequeño espacio que encuentro entre dos personas. Luego me entero de que uno de ellos es el director del documental que estoy por ver, Gustavo Guillén. Me pregunto para qué tanto policía en la entrada si iba a ser tan fácil estar cerca del director, casi podría tocarlo si estirara un poco mi brazo. Debe ser un tema difícil el que trata, un tema escabroso que podría traerle inseguridad. Sin embargo, él no se ve asustado acá dentro: o confía mucho en la eficacia de la policía, o confía, temerario, en su trabajo. Vaya uno a saber. Bueno, claro que podría saber si prestara más atención a su película y menos al hecho de su cercanía.

Así que pongo el celular en silencio y me propongo mirar en exclusiva a la proyección. Imágenes de la Guajira. Título en grande, El rio que se robaron.  Ya sé de qué va. En efecto, es un tema complejo, sobre todo por lo reciente. La carencia del agua en la Guajira, las muertes de los niños Wayu por desnutrición, la pobreza. Me emociona poder verlo porque sé que no tendré tiempo para investigar sobre el tema de otra manera. Leí un reportaje en el Tiempo la semana pasada pero qué poco dicen esas cifras, quizá las imágenes me impacten más. El documental consiste en entrevistas, material de archivo, apoyo gráfico y exploración de una de las comunidades afectadas por la situación. No es innovador, es bastante clásico, explicativo. Pienso que no es como me gustaría hacer un documental, lo siento distante, impersonal. Me molesta incluso el hecho de que para hablar el autor tenga que aparecer como un entrevistado más y no a través de una voz narradora. Pienso en estructuras narrativas distintas, más complejas, con más elaboración personal. ¿Estaré diciendo que este documental no es complejo? ¿Y los policías, el peligro? ¿Y las muertes, el hambre? No debería estar pensando en los asuntos formales cuando me están mostrando la imagen de un río represado por multinacionales que impide la llegada del agua que deberían consumir estos niños. ¿No es cruel estar pensando en el valor estético de una imagen de un niño ciego? La ceguera no se la ha inventado el realizador, nadie le puso un lente de contacto blanco a ese niño, no es ficción, ese niño existe y yo debería estar reflexionando sobre ese hecho más que sobre la forma en que es mostrado, al menos en este caso. ¿He perdido mi capacidad de conmoverme? Mi humanidad.


Existe el documental de urgencia. Temas que no pueden esperar y necesitan ser contados cuanto antes, antes de que sean olvidados. Me parece que El rio que se robaron es un ejemplo de ello. Tal vez no sea una reflexión profundamente personal como yo hubiese preferido que fuera, pero eso no significa que no deba ser. Alguien tiene que informar, poniéndose en peligro, ahí está el valor. Aún cuando me moleste la noción de verdad única y revelada que tienen este tipo de documentales que presumen además de su objetividad por medio entrevistas a personajes con distintos puntos de vista (las comunidades, multinacionales, políticos, científicos, investigadores), siento que es importante este primer acercamiento informativo al tema. Mientras pasan concluye el documental mi indignación con la forma va pasando hacia el fondo. ¿Cómo es posible que esta situación se esté dando y el gobierno colombiano solo intervenga para darles a estas personas unas galletas y una bolsa vencida de leche? No puedo cuestionar el trabajo de este director -que además está acá sentado a unos centímetros de mí, a mi alcance, dispuesto a responder a las dudas que nos surjan, a explicar su trabajo, a sustentar sus propósito- cuando afuera hay un Estado inalcanzable, de decisiones arbitrarias, ilógicas y sí que cuestionables, que si no responde a las necesidades de los niños Wayu mucho menos respondería a mis preguntas, a mi conmoción.

Por: Natalia Martínez

1 comentario:

  1. Diría que haces una interesante descripción densa, una mirada sobre el contexto del evento, la reflexión sobre la forma del documental con unas criticas que comparto, ademas el análisis de contenido sobre los temas que desarrolla, que a pesar del tono del director, hace una denuncia que impacta y es bien pertinente, de "urgencia".

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