jueves, 16 de abril de 2015

El Western Como Creador de Memoria Colectiva en la Cinematografía Colombiana

El Western Como Creador de Memoria Colectiva en la Cinematografía Colombiana


Hace pocos días se conmemoró en la ciudad el sexagésimo séptimo aniversario de la muerte del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán a manos de Juan Roa Sierra (su presunto asesino), evento que algunos historiadores y medios de comunicación marcan como el punto más álgido de una época que se conoce como ‘La Violencia’ y que desencadenaría en una cruenta guerra cuyos desgarradores ruidos hacen eco aún hasta nuestro presente. Este hecho se nos ha mostrado como el momento que condensa la historia de nuestro país, un hecho en donde la intolerancia, esta vez impulsada por un partido político, ha llevado a algunos compatriotas a cometer actos deleznables.


Podría asegurar que esta fecha se encuentra inscrita en la memoria de la mayoría de los colombianos, pues como diría Paul Ricœur (1999) en su libro, La Lectura del Tiempo Pasado: Memoria y Olvido

Nuestros recuerdos se encuentran inscritos en relatos colectivos que, a su vez, son reforzados mediante conmemoraciones y celebraciones públicas de los acontecimientos destacados de los que dependió el curso de la historia de los grupos a los que pertenecemos. (Ricœur,1999:17)

Estos relatos que devienen de un acontecimiento tan importante en la historia de Colombia, se han adaptado a la pantalla, tanto de cine como de televisión, rememorando los sucesos de tan infausto día. Entre estas adaptaciones sobresalen algunas como Revivamos Nuestra Historia: El Bogotazo [1982], Cóndores No Entierran Todos los Días (1984), Confesión a Laura (1991), Bogotazo: Historia de Una Ilusión (2008) y más recientemente Roa (2013). Estas obras audiovisuales se refieren directa o indirectamente al magnicidio y resaltan este evento como el catalizador de los brutales actos que se cometerían a continuación, dejando en el olvido los motivos de fondo que generaron la violencia que se esparcía bañando en sangre el área rural del país.


En el ensayo Estudio Sobre los Orígenes del Conflicto Social Armado, Razones de su Persistencia y sus Efectos Más Profundos en la Sociedad Colombiana, Darío Fajardo (2015) nos recuerda como los orígenes de los brotes de violencia en el campo colombiano responden a un orden de factores que van más allá de un simple conflicto bipartidista

Las primeras expresiones del conflicto social armado que continúa desarrollándose en Colombia con la participación directa del Estado, ocurrieron en la segunda y tercera décadas del siglo XX. Han estado vinculadas con las contradicciones entre los sectores beneficiados por la imposición de condiciones de sobre-explotación en las relaciones de trabajo y la exclusión del acceso a la tierra y a la participación política y las distintas formas de resistencia de las comunidades y demás trabajadores del campo a estas condiciones de vida. Estas relaciones sociales han sido impuestas mediante políticas de entrega reiterada de las tierras de la nación a grandes propietarios, conducentes a su monopolización y legitimadas y reforzadas a través de mecanismos políticos, militares e ideológicos. (Fajardo,2015:46)

A partir del ensayo de Fajardo (2015), me atrevería a decir que incluso este presunto enfrentamiento entre los rojos y los azules por el poder, serviría como un simple pretexto de las elites para llevar el exterminio a los campos y diezmar a las familias de los propietarios de tierras y colonos campesinos, a través de una exacerbada violencia, producida por un odio sembrado con precisión en la conciencia colectiva. De esta manera, las elites saciarían su avaricia por acumular títulos de propiedad y pondrían en marcha la maquinaria del progreso, sin importar las consecuencias de sus actos, enmascarando la raíz netamente agraria del conflicto.

Regresando a las obras audiovisuales, no podemos dejar por fuera las películas Aquileo Venganza (1968) y Canaguaro (1981) que sin ser tan difundidas (tal vez por su antigüedad) como las obras mencionadas anteriormente,  se acercan más a este conflicto agrario que nos revela el ensayo de Fajardo (2015). Ayudados tal vez por sus características de género western, estos films nos dejarían ver el trasfondo de la violencia en Colombia en la lucha por el control de las tierras.

Para poder etiquetar un filme con el sello western, este debe reunir una cantidad de requisitos, no solo ha de contar con las condiciones mas básicas del género como lo son el espacio temporal ya definido o su iconografía establecida (pistoleros, desierto, etc.), también debe cumplir con otras reglas de juego impresas en el contenido de la obra: Las temáticas de violencia, la relación de propiedad entre el hombre y la tierra, la fraternidad entre compañeros, la lealtad, la traición y la venganza son recurrentes; así como lo es el conflicto entre lo rural y lo urbano o la civilización y la barbarie, sobre todo cuando esta dicotomía se ubica en la fundación o consolidación de un estado. (k0walsky,2012)



Así, el género western se presentaría entonces como una herramienta para los realizadores audiovisuales con la cual pueden acercarse al conflicto colombiano, de forma tanto temática como estética, sin obviar los profundos factores que rodean este fenómeno de violencia que aún se mantiene en el país. Ricœur (1999) nos recuerda que “la memoria colectiva sólo consiste en el conjunto de huellas dejadas por los acontecimientos que han afectado al curso de la historia de los grupos implicados que tienen la capacidad de poner en escena esos recuerdos comunes” (Ricœur,1999:19), estos films entonces, poniendo en escena esos recuerdos comunes de ‘La Violencia’ en Colombia, crean memoria colectiva y nos ayudan a construir una conciencia histórica, “en la que el pasado no se encuentra separado del futuro” (Ricœur,1999:23), para que a partir de allí, podamos seguir avanzando como país en un inminente post-conflicto.


 BIBLIOGRAFÍA

Fajardo, Darío (2015) Estudio Sobre los Orígenes del Conflicto Social Armado, Razones de su Persistencia y sus Efectos Más Profundos en la Sociedad Colombiana. Ensayo recuperado el día 16 de abril del 2015 en https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/files/Informe%20Comisi%C3%B3n%20Hist%C3%B3rica%20del%20Conflicto%20y%20sus%20V%C3%ADctimas.%20La%20Habana%2C%20Febrero%20de%202015.pdf Contribución al Entendimiento del Conflicto Armado en Colombia. Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas.

k0walsky (2012) El Western en Colombia. Ensayo recuperado el día 16 de abril del 2015 en http://filmigrana.com/2012/02/02/el-western-en-colombia-parte-i/

Ricœur, Paul (1999) La Lectura del Tiempo Pasado: Memoria y Olvido. Madrid. Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid.


 FILMOGRAFÍA

Aquileo Venganza (1968) Dir. Ciro Durán

Canaguaro (1981) Dir. Dunav Kuzmanich

Revivamos Nuestra Historia: El Bogotazo [1982] Dir. Jorge Alí Triana

Cóndores No Entierran Todos los Días (1984) Dir. Francisco Norden
Confesión a Laura (1991) Dir. Jaime Osorio

Bogotazo: Historia de Una Ilusión (2008) Dir. Mauricio Acosta

Roa (2013) Dir. Andrés Baiz








3 comentarios:

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  2. Me parece muy acertada la relación que se propone entre el 9 de abril como acontecimiento histórico y el western como su posible modo de representación. En efecto, el 9 de abril reúne esas condiciones especiales que el western contiene: existe una tensión extrema entre el orden legítimo y la autonomía individual; entre el mundo legal constituido y una ética espontánea "legitimada" objetivamente (el "es una cuestión de principios" de Juan María Lozano en Cóndores); así como la exaltación de una serie de valores que giran en torno al honor, la valentía, la venganza, etc.; todo esto soportado por un Estado fracturado que supone un regreso por lo menos parcial a las condiciones de la vida pre-estatal. Sin embargo, me parece que el western es apenas una posibilidad de representación (Canaguaro es un muy buen ejemplo), de manera que sería interesante hablar del Bogotazo no sólo en términos de su relación con un género, sino como matriz narrativa, es decir, como tema que puede encontrar su expresión en otros géneros (Cóndores, por ejemplo, me parece que se enmarca más en el cine de gángsters que en el western), así como desmarcarse por completo de las claves de cualquier género (Confesión a Laura, por ejemplo.)

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  3. Un comentario inteligente, innovador y divertido que a partir varias fuentes, analiza y discute uno de los hechos más significativos de la historia nacional, con un muy buen manejo documental y una propuesta trasgresora en terminos de relacionar el western para explicar la realidad del país.

    y divertido, así cómo la participación erudita de Juan Carlos, que presenta un argumento innovador para abordar el tema

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