jueves, 9 de abril de 2015

Texto de reflexión - Antonio Mariño



Nombre: Antonio José Mariño Lizarazo. Código: 2508484. Asignatura: Ética y cultura.
Memoria y análisis
Un análisis del capítulo 3[1] del texto de Ricoeur “La lectura del tiempo pasado: memoria y olvido” y el conversatorio entre los textos de Marie Emma Wills[2] y Jairo Estrada[3] nos ayudan a percibir varios de los problemas que se ha tenido en Colombia en cuanto al uso de memoria como instrumento para lograr una reconciliación de las victimas y victimarios del conflicto armado. Uno de los conceptos que en ambos discursos se maneja es el de repetición, en Colombia hemos repetido constantemente una guerra que posee los mismos orígenes, o como dijo Maria Emma Wills en la conferencia “esta nueva vieja guerra”.
El origen de la violencia no es el año 1948, ese año solo fue un importante detonante que trajo como gran consecuencia le inmersión directa de la violencia en el ambiente urbano lo cual produjo una mayor atención hacia esta  que siempre se había visto como algo rural y alejado. Los conflictos bipartidistas se venían evidenciando desde hace más de medio siglo y las mismas masacres que se volvían a presenciar ya se habían realizado de formas similares previamente, se caía en una repetición del mismo conflictos con los mismos mecanismos.
En el texto de Ricoeur se hace referencia a un ensayo de Freud titulado “Recordar, repetir y reelaborar” que hace referencia a pacientes que repiten un hecho olvidado, sin saber que lo hacen, en vez de recordarlo. Este fenómeno, que Freud analiza desde una perspectiva psicoanalista, nos permite hacer un análisis en cuanto a los fenómenos de repetición de violencia que constantemente se ven en la historia colombiana. Uno de las causas de esta repetición es una falta de rememoración y análisis de nuestro pasado. No debemos conformarnos solo con acreditar como causantes de violencia a hechos particulares, como afirmar que una masacre se debió a que un determinado grupo de paramilitares en un pasado fue atacado y violentado por un grupo guerrillero, y por tal motivo ha decidido vengar tal hecho. Este tipo de conclusiones poco profundas es lo que sigue provocando la prolongación del conflicto colombiano y este análisis superficial tiene como uno de sus orígenes los abusos que se hacen a la memoria.
Estos abusos son señalados por Ricoeur en su texto y uno de los principales consiste en el exceso de memoria o el ejercicio insuficiente de esta. En Colombia diversas instituciones, tanto políticas como sociales, promueven la memoria a momentos históricos como la independencia, revueltas sociales, etc. Solemos recordar sucesos fundadores como la independencia, ya que en estos vemos el origen de una identidad de la que hacemos parte, la de ser colombianos. El problema de la rememoración de estos hechos es que se exalta demasiado y se hace uso de una memoria que llega a ser poco fructífera para el entendimiento de nuestro presente. Recordamos la batalla, el triunfo, las hazañas de los libertadores, pero olvidamos otros hechos que hay detrás de esta celebración y es que nuestra independencia es un acto lleno de violencia que contrajo perjuicio para muchas personas. También solemos olvidar los intereses personales que había detrás de varios de nuestros patriotas.
En el hecho de recordar siempre de la misma forma hechos como la independencia entra en discusión la propuesta que hace Ricoeur de la necesidad de “contar de otra manera” o de “dejarse contar por otros”. Si contamos hechos esenciales y fundacionales de nuestra historia actual, como la independencia, podemos llegar a descubrir que desde estos momentos ya hay huellas y pistas que nos ayudan a entender el origen de nuestro conflicto. Para contar estos hechos de otra forma hay que ser conscientes de la pluralidad de relatos que hay sobre un mismo hecho, alejarnos o dejar de conformarnos de los informes oficiales e ir a buscar esas evidencias escondidas, esas voces calladas que pueden enriquece nuestro entendimiento sobre nuestro presente. El análisis del pasado es importante realizarlo para nuestro presente y futuro, no aferrarnos al pasado, sino recordarlo y analizarlo pero con el propósito de reinterpretarlo para poder cambiar nuestro presente.
Otro elemento fundamental que trae a colación tanto Ricoeur como los autores de los dos conferencistas, es la falta de identidad. Un hecho importante que se menciono en la conferencia consiste en que en Colombia los partidos políticos se constituyeron muy rápidamente. El hecho de que estos partidos políticos fueran muy frágiles y no contaran con unos fundamentos sólidos trajo muchos problemas para las poblaciones rurales, las cuales carentes de una identidad propia y de una preocupación gubernamental por hallar esa identidad, buscan protección y refugio en estos partidos con los cuales empiezan a identificarse. Esta búsqueda de identidad en estos partidos trae grandes consecuencia ya que al no tener una fuerte estructura y no preocuparse por adaptarse a las poblaciones rurales y sus necesidades, los pueblos no se identifican en si con el partido y sus propuestas sino con la negación del otro, los pueblos se dividen en grupos, (centralistas y federalistas / conservadores y liberales) que encuentran una ratificación de su identidad en al negación de la existencia del otro, negación que se efectúa por medios violentos por las masacres. Esta falta de identidad que sigue presente en comunidades desprotegidas como los campesinos, tal como se afirmo en la conferencia, es uno de los mayores problemas, sino el más esencial, de la vigencia actual de nuestro conflicto armado.


[1] Ricoeur, Paul. La lectura del tiempo pasado: Memoria y Olvido. Editorial Arrecife. Madrid. 1999. Pg. 31-52.
[2] Willis, Maria. Los tres nudos de la guerra colombiana.
[3] Estrada, Jairo. Acumulación capitalista, dominación de clase y rebelión armada.

2 comentarios:

  1. Es importante el análisis sobre el dogmatismo de la Historia oficial porque además de ponerlo en evidencia también propone que el problema no está en hablar sobre estos eventos fundadores, sino en la forma reiterativa y casi anacrónica con que lo hacemos. Por ello, propone que deberíamos revisar estas bases de nuestra identidad para desde ahí revisar también los orígenes del conflicto pues la violencia se remonta incluso a estas fechas y héroes memorables que valdría la pena revisar.

    ResponderEliminar
  2. Aunque algo superficial, es sugerente la relación entre del texto y los conceptos de Ricoeur con la presentación de la comisión de memoria.
    Las particularidades históricas del conflicto colombiano exigen la necesidad de ampliar nuestra memoria colectiva y cuestionar la historia oficial. Es ahí donde el quehacer estético cumple funciones de catarsis social.

    ResponderEliminar