Por: Luis Javier Agámez Montiel
Antes
de tocar la película (Ghost Dog) comenzaré hablando un poco de dos conceptos
los cuales luego veremos de qué forma se presentan ambos en este film realizado
por Jim Jarmusch y estrenado en 1999. El primero de los
conceptos es la transculturación; cunado un pueblo o grupo social choca con
otro y las formas de cultura del primero sustituyen de alguna manera las del
segundo o viceversa entonces podemos decir que estamos frente a un caso de
transculturación. El segundo concepto es la interculturalidad y lo definiré
citando las palabras del filósofo e historiador José Ignacio López Soria quien
en una entrevista realizada en conjunto entre el Proyecto Regional de Diálogo
Democrático y Fundación Propaz en Mayo de 2010 dijo: “Es la capacidad de amar
al otro”, “para llegar a amarlo hay que empezar por respetar su otredad, su
manera de pensar, de vivir”, “pero no basta solo con respetarlo, hay que tener
la voluntad de enriquecerse con lo que esta persona puede darme a mí y a la
colectividad”, “llevar la interculturalidad a su punto máximo es cuando los
hombres pueden ser felices viviendo juntos siendo diferentes”.
Para
encontrar conexiones con los conceptos de los que hablé al principio, tenemos
que identificar y reconocer que el cineasta crea una mezcla entre culturas del
barrio donde vive Ghost Dog, de la mafia italina, una cultura del asesino
occidental como el protagonista con sus armas de fuego de alta tecnología que
se apega al código samurai cuya expresión es el Bushido propio de una cultura
oriental, la de un vendedor de helados haitiano, en fin, son varias culturas
diferentes pero al estar todas en contacto entonces podemos identificar donde
la transculturación o la interculturalidad están presentes.
Comencemos
con el personaje principal, Ghost Dog es un asesino a sueldo, un afroamericano
que solo habla inglés usa ropa deportiva o lo que llaman “ropa de calle” diseño
que es influido por la de deportes como el baloncesto pero más ancha de lo
normal, siempre lleva a la mano sus discos de hip hop, estos gustos nos dicen
mucho de dicho personaje pues el hip hop no solo es música o una manera de
vestir sino todo un movimiento cultural originado dentro de una subcultura marginal en
el Sur del Bronx y Harlem, en la ciudad de Nueva
York, entre jóvenes latinos y afroamericanos, además de
esto es lector insistente del Hagakure, un código samurái escrito en el siglo
XVIII por Yamamoto Tsunetomo,
sabemos que por medio de dicha obra literaria llega a él una nueva forma
cultural la cual adopta estableciendo es sí mismo una filosofía de vida y ética
personal sin que ésta sustituya la que ya estaba sino que la enriquezca.
Cuando
el conocimiento que contiene un código social desaparece con el tiempo sólo
quedan los ritos y las conductas vacías es esto lo que pasa con los mafiosos
que vemos en la película, ellos pierden todo el significado de sus vidas cuando
el código de honor siciliano o de la omertá se fragmenta, ya no sobreviven en
el tiempo y son destruidos por la diversidad cultural de la época porque dicho
código no se adapta a la nueva situación.
Raymond
es un vendedor de helados haitiano que habla solamente francés y como ya había
dicho Ghost Dog no más que Inglés, lo más bello de esta relación cultural es
que a pesar de las diferencias de lenguaje, los dos personajes se entienden
perfectamente, se nutren ambas culturas pero no vemos que una desplace la otra
en ningún momento y han llegado a un grado de conocimiento del otro, que
superan las barreras idiomáticas.
Durante
toda la pelicula Jarmusch pone a los libros como un medio que genera
interculturalidad y transculturación, la literatura como medio en que una
cultura llega otra para transformarla, Ghost Dog sobrevive al choque de
culturas, a los múltiples estilos de vida que se sobreponen en el caos de una
misma calle y vemos como puntualmente la acción de regalar un libro a otra
persona para él es también contribuir a la nutrición de otra cultura que
sobrevivirá y se fortalecerá de generación en generación o a la sustitución de
una cultura antigua que ya desaparece.
Un comentario con un muy buen sustento bibliográfico que hace una inteligentes reflexión sobre los conceptos transculturales y su utilización en la película de Jarmush.
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