¿quién es el otro?
El autor para resolver su duda plantea en primer lugar un problema que ha surgido en la cabeza de todos los científicos sociales y es acerca de como abandonar las interpretaciones abstractas de las comunidades sin caer en relativismos. Es así que comienza el problema de preguntarse por el otro.
EL OTRO EXTERIOR
La antropología práctica hace que el investigador se sumerja en el objeto de estudio y esto plantea
otra pregunta; ¿es realmente el otro exterior?, para hablar de otro exterior se lo analiza desde tres
parámetros:
1. Se debe dominar la inestabilidad del objeto de estudio (poder ser observador)
2.Se debe entender la distancia entre observador y observado
3.Por último se debe interiorizar un reconocimiento en el otro.
Pero ¿realmente reconocer al otro afuera impide ver todo desde la lente personal?
Aquí es necesario pensar en el otro cultural, ¿Cómo se ve este? En torno a esto, en los años
sesenta se dio un movimiento anti funcionalista que trató de mostrar la consolidación de la cultura
alejada de su función económica o práctica. Este movimiento buscó ver la cultura en su totalidad pero al tiempo solo se lograba verlo como una segunda naturaleza.
Pensar la cultura de forma global, tratar de verla en todos sus aspectos termina haciendo que el
etnólogo no comprenda si no que solo traduzca, describa y no relacione, no entiende realmente la
cultura si no que entiende solamente lo que esta NO es.
El etnólogo no trabaja viendo culturas si no sociedades ya que esta última la trasciende, la cultura es variada pero tiene límites que se definen según los límites de las sociedades. Esto no significa que las sociedades sean estáticas, son complejas y se mueven constantemente a base de relaciones. Esto causa que las identidades así mismo se transformen, adaptándose a las formas de la sociedad.
Se da un gran problema de traducción porque son formas completamente diferentes de ver el mundo y si se busca reflejar en “el otro”, los ideales y formas de una sociedad, no se está comprendiendo nada. Ahora, ver al otro desde un punto de vista personal es inevitable pero si es necesario reconocer estas deficiencias, ser consciente de esto.
Cada sociedad ha pensado en el problema del otro ya que esto lleva inevitablemente a pensar en el problema del “yo”, en este sentido el yo, al igual que el otro se forma según las relaciones y adaptado a ciertas reglas.
La labor etnológica termina siendo una interiorización del otro, cuyo posible secreto sería que
estos se hacen del otro porque es la forma más sencilla de pensarse así mismo. Por tanto, labor etnológica también es a la inversa, cuando el etnólogo vuelve a su país tras haber vivido con otros, ¿este país no se convierte también en el otro?, entonces ¿Cuál termina siendo el significado de “su” país?, una etnología a la inversa que se refleja incluso en la cotidianidad porque ¿Qué hace que el otro más cercano sea más comprensible que el otro que se encuentra a kilómetros de distancia si ya se ha convivido con ambos?
De este modo, la etnografía y la etnografía inversa forman uno solo, porque la diferencia se
encuentra en el punto de partida y entonces, el otro “yo” y el otro “cultural” ¿no pueden ser
también uno solo?
Presenta una mirada inteligente del texto, hace un ejercicio de síntesis reflexiva que trasciende la lectura descriptiva y se adelanta a proponer interpretaciones y preguntas
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