Por: Luis Javier Agámez Montiel
Edgar Morín expone una visión de
la ética bastante interesante, dice que el hombre como individuo siente interiormente
un deber con su propia moral y allí se manifiesta la ética como una imposición o
mandato sobre dicho ser, también dice que puede derivar de la cultura, creencias
y normas de una comunidad, es decir que la ética se manifiesta además al hombre
como sociedad, incluso se atreve a apostar por una fuente anterior a estas dos,
el hombre como especie con una ética genéticamente incluida en sí antes de
nacer. Esta tercera me llamó mucho la
atención, pues nunca había considerado dicha posibilidad, y me puse a pensar:
tomando como base lo que Morín expresa en el mismo texto de que cada individuo comprende
un doble dispositivo lógico, uno que manda “para sí” y el otro “para nosotros”
o “al prójimo” esto a su vez nos lleva
al egocentrismo con el primero y al altruismo con el segundo, las ocasiones en
que vi niños pequeños que apenas podían explorar con su vista el lugar que los
rodeaba, gatear hasta un objeto que se le ha caído a su madre y tomarlo para devolvérselo, ¿podría deberse a que el niño ya tenía una ética altruista en su genética que le
impulsó automáticamente a ayudar a su madre sin siquiera saber lo que es el
objeto ni su función? he visto muchas veces hacer esto a niños muy pequeños que
cuando ven caer el caramelo del hermano mayor al suelo, lo recogen y se lo
devuelven, el mayor ya ha sido intervenido y ha asimilado la cultura de una
sociedad, y las enseñanzas de una comunidad familiar que le dictan no recoger un
dulce que ha caído al suelo, pero su hermano menor solo piensa en que eso que
ha caído es de su hermano y por lo tanto siente la necesidad interior de
ayudarle a levantarlo del suelo.
Morín habla de la crisis de los
fundamentos éticos, dice que el sujeto es una conjugación del egocentrismo y el
altruismo, cuando en comunidades como las del mundo occidental se genera un
egocentrismo que va en aumento, al crecer éste debilita las potencialidades
altruistas y solidarias llevando a la desarticulación de las comunidades.
Conectando un poco la parte del principio con esto último que acabo de recordar
del texto, cuando el hombre permite que se desarme esa cadena o como Morín la
llama “la trinidad” (individuo-sociedad-especie) entonces se pierde ese balance que compone su ética
y llega la desintegración social, el aumento de corrupciones de todo tipo, la
omnipresencia de incivilidades, el desencadenamiento de las violencias.
Por ultimo quiero resaltar la reflexión que genera este texto en sus últimos párrafos, donde se habla de la relación intención-acción,
cuando se lleva a cabo una acción éticamente incorrecta para lograr un
resultado moral, lo que me recuerda la célebre frase “el fin justifica los
medios”, pero ¿qué pasa si no se logra el fin después de haber llevado a
cabalidad los inmorales actos? Es por eso que se debe asumir aun riesgo pero también
hay que pensar en las precauciones en caso de que las cosas no salgan bien o considerar
las consecuencias de estos actos.
Una publicación inteligente y estructurada que reflexiona sobre varios aspectos del texto de Morin, por un lado hace una acertada síntesis, además es interesante el ejercicio de relacionar cultura y ética a través del ejemplo del bebé, así como el cierre con la pregunta sobre los actos "inmorales"
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