lunes, 7 de diciembre de 2015

Memoria, perdón y olvido

Hace unos meses tuve la oportunidad de visitar el gran país de Alemania, está lleno de historia en cada calle, de museos de campos de concentración, pero lo que más me llamo la atención fue que en casi cada calle encontraba pequeñas placas incrustadas al piso, las llamadas Stolpersteine, que fue una iniciativa de un artista para conmemorar a las víctimas del nazismo, en las placas se puede leer los nombres de las personas (judíos) que habitaban en la casa que está frente a la placa, la placas se ven con facilidad pero la idea es que la gente tropiece con ellas y recuerde más allá del pasado, las personas que se les arrebató la vida, "Una persona sólo es olvidada cuando se olvida su nombre". (Demnig, 1992). Yo iba acompañada de un alemán y le pregunté sobre ellas, él me explico la historia, y además me habló de lo importante que es para ellos la memoria, de recordarse a sí mismo las crueldades del pasado, de enseñarlo muy bien en el colegio a las futuras generaciones, para que sobretodo sea algo para recordar y nunca algo para repetir. Aquel país que fue principal participe en dos guerras mundiales perdidas, es quien ahora tiende la mano a millones de inmigrantes que huyen de las guerras en sus países, claro que no todo es color de rosa, y no todos los alemanes tienen el buen corazón que últimamente los caracteriza, no solo veía centros de memoria, también veía carteles pegados en la pared convocando a personas nazi para liberar al país de tanto inmigrante, pero en menos proporción, ellos tienen miedo, miedo de volver a ese pasado pero también miedo de perder el control.

https://www.youtube.com/watch?v=l17-LZIetfU#t=70


Independientemente de las últimas líneas pasadas, Alemania está dando un magnífico ejemplo a países como Colombia, quien no para de renegar su pasado, de tener recurrencias y  de vivir en un círculo infinito que parece no tener fin, un país lleno de odios acumulados que nos han llevado a matarnos entre nosotros mismo. La única forma de romper ese círculo que solo crea divisiones es alcanzando el perdón, sanando la herida, contando las historias, haciendo una sanación real, dándoles la oportunidad de hablar de crear una memoria colectiva, porque nada de esto puede ser posible si no escuchamos a todos los que sufren, si no reconstruimos los hechos, si no se les da a las familias el derecho de saber la verdad. El perdón es de por sí difícil de pensar cuando se ha perdido a un ser cercano de una forma violenta e injusta, pero solo perdonando y haciendo una catarsis para olvidar el dolor y  recordando los hechos se va a conseguir una paz cercana, pero eso sí, será un proceso lento donde todos debemos ayudar a las víctimas a sentirse listas para afrontar el perdón y la memoria.

1 comentario:

  1. Creo yo que el hablar de perdón como un eje central de esta discusión no me parece lo mas conveniente, creo yo que el papel de la memoria y el conocimiento de los hechos es de por si un acto de no dejar ir a las victimas de los conflictos, pero esto no repercute directamente al "perdón", sino a la conciencia y el respeto. Mas allá de si se pueden perdonar los actos, el tenerlos presentes es lo que encuentro verdaderamente importante, porque citando tu texto: "ellos tienen miedo, miedo de volver a ese pasado pero también miedo de perder el control". Este miedo es el eje central, porque nos enfrenta al pasado, a la memoria, y es allí donde esta adquiere un valor real para la sociedad, nos hace reconocer los errores, los caminos y las devastaciones pasadas, y nos genera una conciencia de pensar estos con relación a nuestro presente. El perdón es importante para el individuo, pero el documento es lo importante para la comunidad.

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