miércoles, 21 de octubre de 2015

ghost dog, un samurái en el siglo XX

En un ámbito como el de new york donde a causa de su importancia global es imprescindible encontrar diferentes grupos sociales asentados, en este ámbito se desarrolla ghost dog de Jim Jarmusch donde Forest Whitaker interpreta a un asesino profesional el cual a pesar de su afiliación cultural (afroamericano) sigue las enseñanzas del hagakure también conocido como la senda del samurái, este personaje esta atravesado por lo que en términos antropológicos un tipo de proceso transcultural, en diferentes momentos vemos como practicas de la religión shinto y de la cultura japonesa en general irrumpen en su diario vivir, como cuando reza frente a un pequeño templo o templo de paso, las practicas de espada en la madrugada, etc...

y a modo de guiño, denotando como a fin de cuentas todas estas micro sociedades "criminales" mafias, pandillas son iguales; habla de los alias de los raperos (de inspiración pandillera) y de los de los miembros de la mafia. O como el mafioso que conoce y le gusta el rap lo cual parece fuera de su contexto como mafioso. así mismo nos da una idea de cómo todas las culturas en este ámbito de zona residencial de metrópoli moderna viven en una relación horizontal donde comparten un imaginario común, visto en la relación entre ghost dog y su amigo que a pesar de no comprender lo que se dicen debido a su idioma, tienen una serie de concordancias que aparentan un entendimiento mutuo.

1 comentario:

  1. Una revisión rápida sobre las relaciones transculturales que se plantean en la película de Jarmush, opiniones interesantes que faltaron ahondar.

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