Previo a los conceptos de Nichols, planteándonos en un pensamiento de la ética en si, sin pensar en el audiovisual, vemos que es la búsqueda del hombre por hacer un bien, para si y para los otros. En este sentido la ética sería una necesidad por realizar actos que me respeten y respeten al otro. Ahora bien, hablando del documental -sobretodo en el contexto violento en el que nosotros vivimos-, esto de la ética del realizador se convierte en un problema con muchos hilos por tejer.
Pensemos en primer lugar en un audiovisual, no influenciado por su contexto violento. Plasmar una realidad mientras la realidad hable de un otro -que para este caso puede ser nuestro hermano o un enfermo terminal-; es una situación que pone en encrucijada que es lo que debemos y podemos hacer. He aquí, hasta donde el arte, la información, la narración, la necesidad de plasmar, pueden permitirnos entrometernos en el ser y existir de la otra persona. ¿De que forma podemos acercarnos al otro?. Marc Auge ya nos planteaba una idea que probablemente Nichols ayude a reverenciarla en cuanto al documental y es ser plenamente consciente de que estamos en primer lugar haciendo una representación de la realidad. Aquí se plantea el problema de traducción que afectó a la antropología: estamos -a pesar del medio- interpretando y representando la realidad. He aquí la conciencia de no ser reales, de crear una realidad, de afectarla.
Esto nos lleva a una pregunta más complicada y es hasta que punto el cine de lo real no es solo una invención del investigador-realizador. ¿Como mostrar sin engaños que tenemos una posición -porque es inevitable- frente a lo que registramos?
El problema de la ética aquí podría manejarse en dos niveles. El primero que es el que atañe al problema del otro nos refería a respetar el espacio personal. Esto depende de muchas cosas, de la convivencia con el otro, del nivel de confianza, del tiempo de relación con el otro, pero también cae sobre el realizador una responsabilidad de como muestro al otro, respetando su imagen.
El segundo nivel es el del acercamiento. ¿que mirada dirigiré a la situación o al personaje? Aquí entra en juego la lectura de Nichols y el contexto violento. Gran porcentaje de nuestro cine es cine de guerra, gran porcentaje de nuestra población ha vivido una violencia, las historias que tenemos para contar son de guerra, diariamente las noticias nos muestran esta guerra y ahora la televisión en las telenovelas refuerza los estereotipos de violencia.
¿como hablar de guerra en un país que la vive a diario? La guerra no es en el campo, es cotidiana, es abusiva, es absurda. El primer enfoque que sería un documental de violencia puede tener muchos matices, en Impunity es un documental para las victimas, se asume una postura como realizador que es de denuncia, se pone en riesgo la propia integridad por una causa mayor pero, ¿esto hace que la película en si esté bien éticamente?, el problema está en como se plantea a las víctimas, algunos dicen que es necesario dejar que estas se narren a si mismas, el documental no lo hace pero si asume una de las miradas de Nichols, de intervención, de denuncia, de decir no más a la impunidad y la miseria que se come lentamente los procesos diarios de este país. En la mirada del director la ética está bien, en la mirada de las víctimas no lo sabemos.
Por su parte la televisión en sus dos versiones (novela y noticia), tienen narrativas tan similares que abruman. Endiosar a los victimarios, no asumir posición crítica más que por conveniencia económica pero sobretodo reproducir odios constantes que no desaparecen jamás. He aquí que la responsabilidad del realizado audiovisual independiente se incrementa bastante, es frenar estos círculos de odio -hablando desde cualquier punto- comprometerse a representar su mirada, que se vea así sea mirada apática, el realizador debe saber que quiere narrar y sobretodo si habla de violencia comprometerse con la construcción de un país y no de odios y falsas identidades.